Alexander
La vi correr tan rápido que la perdí de vista en cuestión de segundos. Leopoldo me veía preocupado, casi disculpándose por haberla perdido. Pasé por un lado de él, como si no la conociera lo suficiente, no dejaría pasar cualquier oportunidad de escapar de mis manos.
—Mas vale que la encuentren de una puta vez— exclamé a los cuatro lobos frente a mi, acompañados de diez hombres a pie. No negaría que fue culpa mía, dejé que Larissa se acercara demasiado a mi, no era un secreto que ella me dio noches con tremendos placeres, pero nunca le daría lo que ella en verdad estaba buscando. A mí.
—Quiero a hombres en la entrada, salida, en cada esquina de la manada, por si ella vuelve— Larissa toma mi brazo y con ambas cejas arqueadas me veía. Furiosa.
—¿Irás detrás de una simple humana como un perro trás su dueño?— la rabia recorrió cada célula en mi cuerpo, en cuestión de segundos me libré de su agarre y con una sola de mis manos rodeé su cuello, en medio de todos. Sus pupilas verdes se dilataron y gruñó desde dentro de su garganta. Si se atrevía a transformarse en su naturaleza lobuna, yo mismo sacaría a su persona de sus entrañas. Me llamo perro enfrente de todos, no solo eso, dudó de lo que yo estaría dispuesto a dar por Vanessa, siendo que daría mi propia vida. Ella no era solo mi mate, desde el momento que la vi por primera vez, se transformó en mi vida entera.
—Tu sabes que yo no me ando con simples amenazas, pero solo por esta vez haré una excepción, cruza de nuevo en mi camino y tú serás la comida de mis lobos— solté se cuello tan fuerte que cayó sobre la nieve sobre su trasero. Maldijo acariciando la piel de su cuello que ahora se encontraba enrojecida. Pasé a su lado y mis hombres me siguieron, si queríamos encontrarla debíamos ir a pié, no pudo ir muy lejos. Huyó cuando me vio con Larissa, ¿Tanto la había molestado? O quizá solo vió que estaba distraído y aprovechó su oportunidad.
—Alfa, necesitamos algo para rastrearla, algún aroma o algo que nos pueda ayudar— pidió Luka, mi mano derecha. Mi beta.
—Conmigo es suficiente, no hay rincón en este mundo en el que pueda esconderse de mi, andando— señalé con una mano un montón de arbustos por los que ella había pasado, no solo sus huellas eran ayuda en la búsqueda, sino su propio aroma. Apesar de hasta el momento no haber usado perfume de ningún tipo, el simple jabón de almendras con el que tomaba duchas era suficiente para derretirme y a su paso, endurecer mi entrepierna.Joder. ¿Cómo fui tan estúpido? Había ido en busca de Larissa para dejar claro que ella ya no la vería nunca más, pero termine jodiendo el poco avance que llevaba con Vanessa.
Habían pasado ya veinte minutos de su escape y aún no la encontrábamos, la habíamos perdido. Cruzamos el arrollo, caminamos entre árboles siguiendo sus huellas y su exquisito aroma que me hipnotizaba durante la noche. Cuando la tuve entre mis brazos durante la noche, fue la primera vez que en verdad pude dormir.
Usualmente pensaría "ella es una simple humana, ¿Cómo lo hizo?", Pero ella es Vanessa. Mi Vanessa. Mi chica. Claro que había escapado, por años luchó contra mi especie y más. Pero prometí protegerla con todo lo que tengo, cuidarla bajo mi propio techo. A pesar de haberle prometido dejarla decidir en un mes si irse o no, jamás lo habría permitido. Ella es mía desde el momento en que nació, solamente no la había encontrado. De la misma forma que yo le pertenezco, en cuerpo y alma.
—Alfa— dijo uno de mis hombres extendiendo el objeto en la palma de su mano hacia mi. Un pedazo de tela, roja. Pertenecía a la chamarra de Vanessa, yo mismo la elegí para ella, sabía que se vería hermosa en ese color.

ESTÁS LEYENDO
Alfa
WerewolfElla se adueñó de su corazón. Y él, se adueñó de ella. Esta historia ya había sido completada pero fue retirada para hacer correcciones al igual que "Mi mate Alfa", una vez terminada esa, podrán ver está publicada nuevamente, pido su paciencia por...