𝐶𝑎𝑝 #5 - ✩

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Aquino despertó con lágrimas en los ojos y la voluntad más inquebrantable que nunca. Ahora que sabía que ALGUIEN estaba detrás de la desaparición de Duxo, estaba al tanto de lo que tenía que hacer. Iba a torturarlo, a exprimirlo hasta que su sangre escurriera desde su cabeza hasta sus pies. Iba a hacerlo sentir el peso de todos los años que estuvo sin el amor de su vida, la persona a la que siempre amó, Duxo. Aquino se levantó con el fin de salir de aquellas cuatro paredes y tomar una ducha. Se duchó y se vistió lo más rápido que pudo, para luego abandonar la habitación y dirigirse a la oficina de Anthony, dónde se le daría su primera "misión".

Al llegar allá, tocó la puerta.

| Pasa, Aquino. - Se escuchó desde adentro. Aquino solo abrió la puerta, entró y la cerró nuevamente con gentileza.

| ¿Cómo supiste que era yo? - Aquino preguntó curioso.

| Eres el único que se atreve y que tiene permitido tocar la puerta de mi oficina.

| Ah... Que bien... Supongo.

Anthony estaba girado, viendo por la gran ventana que se encontraba justo detrás de su gran escritorio. Una vez Aquino se posicionó frente a su mesa, este se volteó y lo observó de arriba hacia abajo.

| Aquino, ¿Tienes fé en que tu amigo está vivo?

| Hay muchas posibilidades, pero mi cerebro decide creer que aún está ahí afuera, vivo y esperando a ser traído de vuelta.

| ... Hm.

Anthony lo observó un rato más, recostando su cabeza sobre la mano que ahora posaba sobre la mesa. Luego de un poco, sonrió y se recostó en la silla.

| Bien, lo que harás hoy será bastante simple. Lo único que necesito es que salgas y estés pendiente a cualquier actividad sospechosa.

| Es una tarea muy fácil...

| Es tu primer día, que más quieres que haga.

Aquino solamente lo miró con cara seria y se devolvió, tratando de abandonar el lugar. Cuando giró la perilla, escuchó una voz detrás de él.

| Aquino, ten cuidado.

El castaño decidió no contestar. Lo único que hizo fue terminar de abrir la puerta y salir de aquella sala.

| Ja, ese niño... nunca cambia. - Dijo Anthony a sí mismo, para volver a mirar a la ventana.

Nuevamente, la blanqueza y el resplandor de la luz que chocaba contra las paredes pegó contra los ojos del ojimiel. Por alguna extraña razón, no podía soportar ese color, sentía que lo enfermaba. Distrayendo su mente de esa sensación de pesadez y malestar, cruzó el pasillo y se dirigió a la entrada del edificio.

Una vez llegó ahí, las puertas se abrieron. Algo que se le hizo raro, fue que afuera había una gran cantidad de guardias, que la noche anterior no se encontraban ahí. Sin darle mucha importancia, salió a dar una vuelta. Mientras caminaba por la calle, se percató de que los guardias lo observaban con bastante interés. La silueta de Aquino se perdió al cruzar una calle. Este siguió caminando por un buen rato hasta llegar a una gasolinera, la misma gasolinera en la que habían parado el día que llegaron a la ciudad, es decir, el día anterior. No llevaba muchas cosas consigo, por lo que solo iba a comprar algo para comer mientras "patrullaba" la ciudad.

Entró al pequeño local ubicado en aquel terreno de la gasolinera y empezó a buscar algunas cosas que entraran en su presupuesto de 10 poderosos dolarotes.

De repente, se escuchó como un auto frenaba justo frente al local. Al inicio, pensó que era alguna familia que solo quería rellenar su tanque de gasolina o algo así, pero estaba muy equivocado. Su curiosidad le ganó y se asomó por una de las grandes ventanas del lugar. Afuera, vió una camioneta totalmente negra, con un gran logo en el medio de una de las puertas tal y como los llevaban los carros de policía, pero no se alcanzaba a leer lo que decía este. De igual modo, lo reconoció.

El logo de los sujetos que estaban en la casa de Duxo aquel día, sí, eran ellos. No sabía por qué, pero de repente, sintió que debía esconderse, y RÁPIDO. Fue veloz y se metió detrás de una de las neveras de gaseosas que se encontraban dentro de la tienda. Momentos después, escuchó la característica campanita de la puerta que sonaba cuando entraba gente. Entró una pequeña escuadra de hombres que se detuvieron frente al mostrador.

| Señor, ha visto a un chico de pelo castaño por aquí? - Preguntó uno de los presentes. Enseguida, Aquino entendió que lo estaban buscando a él. Pero... Por qué lo estarían buscando?

| No, no he visto a nadie por acá con ese color de pelo... Por lo menos no hoy, quizás ya se fue.

| Hm, gracias por la información, señor.

No se quedaron mucho tiempo ahí, casi de inmediato, salieron del local para dirigirse nuevamente a su auto. Aquino asomó un poco la cabeza para observar la escena. De repente, el resplandor de unos ojos lilas se cruzó en su mirada.

| Ese color... DUXO?! - Dijo Aquino mientras trataba de salir de aquel estrecho lugar para ir tras el carro.

Una vez logró salir, el auto ya iba demasiado lejos. Aquino gritó con todo lo que tenía, pero nada, ni una sola señal de que el vehículo fuera a parar.

| ... De verdad era él? - Se preguntó el ojimiel mientras aún observaba como el vehículo se alejaba y luego desaparecía al doblar en una esquina de la calle.

Aquino no se molestó ni en pagar, salió corriendo hacia el edificio en el que se había quedado la noche anterior y donde se quedaría por bastante tiempo. Rápidamente, se dirigió a la oficina de Anthony. El color que antes lo cargaba y enfermaba, ahora no parecía ser tan fuerte a sus ojos, poco a poco empezaba a ser más cómodo.

- ANTHONY, ENCONTRÉ A DUXO!

Anthony se sobresalto o volteó a verlo.

| ... Qué? Es imposible.

| Lo juro, era el!

| No, Aquino, no puede ser el. - Dijo Anthony con un poco de duda en su voz.

| Cómo sabes?!

| ... No puedo contarte ahora.

| Anthony, NO ES MOMENTO PARA TUS PUTOS SECRETOS. - Aquino se acercó al escritorio de manera agresiva y alterada.

| Niño, cálmate. Si no te lo he dicho, es por tu bien.

| QUÉ PUEDES ESTARME OCULTANDO QUE SEA CAPAZ DE PROTEJ-

| Duxo debería estar muerto. - Interrumpió Anthony, durmiendo la sala en un gran y profundo silencio.












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A partir de ahora los capítulos van a ser más seguidos y largos, preparen ese ane 🔥🗣️

¡ 𝐶𝐴𝑇𝐶𝐻 𝑀𝐸 ! - (Duxino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora