Todos en el barrio cubrían sus oídos ante el sonido ensordecedor de dos espadas impactando una con la otra. Era una casa sencilla, cercada con estacas puntiagudas de madera, muy pequeña y con solo 2 cuartos y un amplio patio, donde un padre y su hijo de apariencia adolescente, entrenaban con las espadas, como profesionales.
-Te has fortalecido, Conrad -dijo el padre, intentando superarlo, pero terminó en el suelo producto a un movimiento inesperado.
Su pelo quedó sobre la delgada nariz, rubio y algo alocado, obligándolo a resoplar para quitarlo de sus verdes ojos, alargados y de robustas cejas. Se levantó lentamente, mostrando su complexión física dotada, aunque algo delgada. Llevaba puesto unos jeans negros y una camiseta blanca ajustada al cuerpo, acompañada con baqueros de mezclilla y guantes blancos en las manos que sujetaban la espada, resaltando una pulsera de cuero trenzada.
-Ahora solo me queda aprender magia -dijo Conrad antes de escuchar el melodioso sonido de un par de chicas tras la cerca.
Su azul mirada se desvió de modo automático, creando una apertura en su defensa que el padre aprovechó, proyectándolo en el suelo con un ingenioso movimiento de pies.
Este también compartía su color de pelo, con un corte algo alocado, pero sus cejas eran más delgadas y cerradas, con una pequeña nariz y una gran sonrisa de satisfacción. En el dedo anular de su mano izquierda llevaba un anillo de oro con una pequeña gema en la punta y sus fornidos brazos sujetaban la espada con un poco más de estilo. Su vestimenta no resaltaba por encima de la del padre, pero la enguatada blanca con un dragón negro en el centro llamaba la atención. Su pantalón negro llevaba muchos colgantes blancos, ajustado al punto de resaltar toda la musculatura de su tren inferior
-¿Aprender magia? ¿Olvidas que no puedes usar ni siquiera un poco? -le recalcó el padre, enojándolo sobremanera y terminando nuevamente bajo ataques incesantes producto a la furia de su creación.
-¡Ya lo sé! Mi madre ''querida'' lo decidió por mí ¿no? ¡Decidió que pasaría mi vida entera anhelando lo que a todos le sobra! ¡Decidió que todos me temerían y se alejarían de mí! ¡Respóndeme! ¿Acaso también decidió que su hijo llevara una vida lamentable solo porque era divertido? Ella es más monstruo que cualquier otro al que me haya enfrentado -
Tenía a su padre arrinconado contra la cerca, mientras empujaba la espada de este contra su cuello hasta el punto de cortarlo levemente.
-Tranquilízate ¿sí? Sé que desde tu punto de vista parece una mala madre, pero todo lo que hizo fue para proteger al universo, no puedes culparla por ello -
-¡¿Y prefirió al Universo antes que a mí?! -gritó para cortarle por el tórax, cortando a su cuerpo en dos partes, mientras elevaba su espada hasta cortarle el brazo e incrustársela en el cuello para evitar que callera -¿Por qué la defiendes pa'? Gracias a ella eres lo único que tengo -dijo casi en llantos, lanzando la cabeza a la otra esquina del patio -No intentes convencerme, nunca la comprenderé -
El cuerpo de su padre se regeneró desde la cabeza, pero terminó completamente desnudo
-Era el conjunto que más me gustaba, ¿en serio tenías que romperlo? Bueno, al menos todavía sirve el pantalón -dijo este para luego abrazarlo hasta la calma.
-¿Que nunca te mueres? -se preguntó Conrad, inspeccionando su musculatura perfectamente arreglada -No sé por qué no heredé esa increíble regeneración, eres lo peor, con esa esposa tuya tal vez y ni sea hijo tuyo -dijo con una pequeña sonrisa, tratando de provocarlo.
-Bueno...-dijo el padre, encogiéndose de hombros -No soy yo el que no tiene poderes -
-¡Papá! Sabes que los necesito para convertirme en el Supremo -
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Lía
FantasyConrad Takasekai es un alegre chico de 950 años que nació en un mundo repleto de magia sin la capacidad para usarla. Un día persigue a su padre a una misión secreta y termina perdido en un mundo de demonios, pero solo ese no será su problema, pues e...