Horacio llegó veinte minutos tarde al trabajo, pues después de la pelea que había mantenido hacía poco más de una hora con Viktor, había perdido por completo la noción del tiempo. Salió del ascensor corriendo y fue directo a su mesa para empezar a trabajar, cuando de repente, una voz lo paralizó.
—Llega usted tarde, señor Pérez —dijo Viktor.
—Vaya que pena —respondió Horacio muy cortante sin pensarlo.
—¿Disculpe? —preguntó Viktor sorprendido ante la contestación de éste, pues a pesar de todo él seguía siendo su jefe.
—Digo que lo sé, tengo reloj —añadió con desdén. Todos los compañeros dejaron a un lado sus labores para observarlos. Todos se estaban quedando helados con las contestaciones de Horacio y el mal ambiente que se respiraba en la sala.
—Señor Pérez, no sé si es usted consciente de sus obligaciones como empleado. Entre ellas están ser puntual y respetar a sus superiores. Esta semana tenemos mucho trabajo por delante y no voy a permitir que no se tome su trabajo en serio.
—Señor Volkov —empezó a decir Horacio mirando a Viktor directamente a los ojos con una falsa sonrisa—, cuanto antes cierre la boca antes podré ponerme a trabajar —nada más decir esto, todos los compañeros se quedaron boquiabiertos y se miraron entre ellos.
—¡Señor Pérez, a mi despacho ahora mismo! —dijo Viktor claramente enfadado dándose media vuelta y dirigiéndose a su despacho. Todos los empleados se sorprendieron pues a pesar de que sabían que Viktor era un jefe muy exigente y les llamaba la atención cuando era necesario, nunca antes había alzado la voz a ninguno de ellos.
De entre todos los empleados, Alanna parecía ser la más sorprendida, sobre todo teniendo en cuenta el descubrimiento del día anterior. Seguía en shock al pensar que su jefe y uno de sus compañeros mantenían una relación en secreto. En ese preciso momento no estaba comprendiendo nada, si esos dos hombres estaban liados, ¿a qué venía todo este espectáculo?
Horacio frunció el ceño y suspiró. Luego, dejó sus cosas encima de la mesa y se giró bastante alterado para dirigirse al despacho de Viktor. Antes de poder dar tres pasos, Nina lo agarró del brazo.
—Oye Horacio, coge aire y respira —dijo Nina intentando ayudarlo antes de que entrara por la puerta de Viktor.
—Sí tío, no queremos que te echen —añadió Jones.
—¿Ocurre algo, Horacio? —preguntó Monnier entre preocupada y curiosa.
—Estoy teniendo un mal día y no quiero aguantar tonterías. Tan solo me quiero sentar a trabajar y olvidarme de todo hasta que termine mi turno —dijo Horacio.
—Si te podemos ayudar con algo dínoslo —añadió Brown con amabilidad—. Pero no olvides que el señor Volkov es tu jefe. No le des motivos para echarte.
Horacio asintió y sonrió algo agradecido por la preocupación de todos sus compañeros. Luego, fue directo al despacho de Viktor. Entró sin siquiera llamar a la puerta y cerró dando un portazo.
—¿Qué quieres? —preguntó Horacio yendo directo al grano.
Viktor, estaba bastante alterado y se sentía cada vez más atacado. Se puso de pie para dirigirse a Horacio.
—No voy a permitir que traigas tus problemas personales al trabajo y mucho menos delante de todos los compañeros. Eres un adulto, no tienes cinco años —dijo Viktor.
—No me vengas ahora a dar lecciones sobre madurez y buenos modales porque no sé yo si mentir es un acto de persona madura y educada —respondió Horacio.
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Bajo la Luz de la Oficina
FanfictionUn jueves por la noche Horacio sale de fiesta con sus amigos para celebrar que tiene un nuevo trabajo. En el bar conoce a Viktor, un hombre con quien acaba pasando la noche. La mañana siguiente cuando Horacio llega a su nuevo trabajo descubre que el...