Capítulo 4

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Al salir del trabajo, unas horas después del encuentro interrumpido con Viktor, Horacio había quedado con Blake y Sully para tomar algo y ponerse un poco al día. Los tres ahora se encontraban en el Bean Machine bebiendo café y compartiendo risas. Horacio desconectó durante unos segundos de la conversación cuando de repente brotaron en su mente las imágenes de lo que esa misma mañana había hecho con Viktor en su despacho. Sully se percató de la mirada perdida y la sonrisa tonta que estaba poniendo su amigo.

—Uy —dijo Sully— conozco esa cara, ¿qué has hecho?

—Nada...—respondió Horacio.

—Horacio no me digas que ya te han despedido —añadió Sully.

—No, no, está yendo todo bien. El jefe está muy contento conmigo...—respondió Horacio.

—¿Entonces? Evidentemente algo pasa, te conozco —preguntó Sullivan.

—Sí, digamos que ha pasado algo con un hombre...

—¿Has vuelto a ligar H? —dijo Blake sonriendo—. Estás en racha eh.

—Cuéntanos Horacio, quien es el afortunado —añadió Sully con una sonrisa.

—Si os lo cuento me vais a juzgar —respondió Horacio un poco dubitativo sin estar muy seguro de si contárselo a sus amigos o no.

—¡No te vamos a juzgar H! —dijo Blake poniéndole la mano encima del hombro.

—Y mucho menos Blake, que con el historial que tiene con los tíos no está para juzgar a nadie creo yo —añadió burlón Sully.

—¡Oye! Ni que a ti te fuera mucho mejor que a mí —respondió Blake indignado. Horacio se rió de ambos amigos.

—Además es una buena noticia ¿no? Así dejas ya atrás el tema de tu jefe —añadió Sully.

—Ya con relación a eso...—dijo Horacio.

—Horacio, ¿te has vuelto a acostar con tu jefe? —preguntó Sully.

—No... —respondió Horacio.

—Vale, pensaba que...—empezó a decir Sully siendo cortado por Horacio al instante.

—No nos dio tiempo —dijo Horacio. Blake se atragantó con el café y Sully se quedó boquiabierto al escuchar sus palabras.

—¿Cómo? —preguntó Sully sin poder creérselo.

—¡Me habíais dicho que no me juzgaríais! —dijo riendo indignado Horacio. Blake y Sully se miraron entre ellos.

—Tienes razón, pero joder H —dijo Blake riendo a los pocos segundos—, ¿qué ha pasado? —preguntó curioso.

—Sí Hori, hasta donde nosotros sabíamos él te dijo que como era tu jefe no se repetiría lo de esa noche, ¿no? —añadió Sully.

—Sí, así es...—dijo Horacio—. Lo cierto es que durante estas dos primeras semanas tan solo habíamos compartido algunas pocas palabras y sonrisas, pero nada más. Si que es cierto que a veces cuando nos mirábamos sentía algo, pero lo dejé pasar. Y justo ayer tuve un pequeño accidente con un café y me vio en calzoncillos en el baño y...

—¿Cómo? —dijo Blake algo perplejo.

—Pues eso, el caso es que —continuó explicando Horacio sin hacer caso a la reacción de su amigo ni entrando en muchos detalles— os juro que había una tensión en el ambiente, y bueno...—prosiguió Horacio mientras sus dos amigos lo escuchaban atentos—. Esta mañana he ido a su despacho y nos hemos acabado liando.

Bajo la Luz de la OficinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora