Capítulo 10

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Consecuencia de una guerra

Hyukjae se había sentido realmente confuso al escuchar la voz de Chung-Ae al otro lado del teléfono. Fue como si escuchara a un fantasma hablarle. No entendía que hacía en su casa y cuando le hablo de una "amistad" con Donghae se sintió aun más molesto y perdido. Su ex prometido le colgó de inmediato y el se quedó ahí, quieto, viendo a la nada.

Cuando logro recobrar la compostura volvió a llamar, con cada timbre que no respondían se imaginaba a Donghae envuelto en un charco de sangre como aquella vez. Ya lo había llamado antes y no contestaba, pero eso jamas lo preocupo, su joven lobo debía de salir, no estar encerrado en esas cuatro paredes. Pero ahora que sabía que Chung-Ae estaba cerca todo era diferente.

Afortunadamente la guerra parecía tener una línea final. Las embarcaciones enemigas no lograron pisar tierra, y se empezaban a alejar, cada vez había menso a la vista. Su superior afirmaba que los intentos de diplomacia estaban dando frutos.

-¿Donghae?-Llama a través del teléfono en cuanto escucha que responden.

-Hyukjae...-Susurra entre sollozos su amado y siente una punzada de dolor en su interior.

-Sweetheart, mi pequeño lobo ¿Estas bien?-Pregunta ansioso después de saber que Chung-Ae estuvo ahí.

-Mi amor...-Lo escucha decir al otro lado de la llamada. La voz es tan frágil que siente que se puede romper como un cristal. Ansia con toda su alma estará a su lado. Si tienen suerte y todo sigue como va, en un par de meses estará de vuelta.

-¿Te encuentras bien?-Pregunta de nuevo, cierra los ojos e imagina el rostro de su amado. Dulce, cálido y tierno. Esos preciosos ojos castaños llenos de amor e inocencia y esa sonrisa que le enternece el alma a cualquiera. Recuerda la calidez fe sus brazos y su compañía.

-Lo estoy-Murmura tan bajo que Hyukjae cree que esa afirmación fue más para si mismo que para él.

-¿Estas solo?-Aún esta preocupado e inquieto. Esta tan lejos que le duele el ko poder velar por la seguridad de su omega.

-Sí, ya se fue-Cuando pronuncia esa frase la voz de Donghae se escucha fría, molesta.

-¿Cómo entró a la casa?-Insiste pero hay un resoplido al otro lado que parecen indicar problemas.

-Con una llave que yo no le di-Acusa el joven omega.

-Ahh...cuando nos separamos yo estaba en cama y envuelto en gasas. No recuerdo si me regreso mis llaves. Además, el me dijo que eran ¿Amigos? Es demasiado peligroso...

-Lo se-Esa respuesta fue mas apagada que la anterior.

-Donghae, cariño ¿Estas bien?-Hyukjae está preocupado, su corazón late demasiado fuerte y no solo por la felicidad de escuchar la voz de su prometido.

-Si-La sinceridad le calma pero aún así hay algo que ni termina de convencerlo.

Siguieron hablando solo un poco más. Le dolió despedirse pero su tiempo al teléfono se había terminado. Y la sola acción de colgar le pareció un martirio.

No sabía si las cartas llegaban, se perdían o jamás fueron enviadas. Estaba en contacto con Donghae, pero las llamadas ni le eran suficiente para estar en contacto con él. Necesitaba más. Simplemente, necesitaba que esta estúpida guerra se terminara lo antes posible porque estaba agonizando.

Pero lo que más le preocupaba era lo que le estaba haciendo a él. La batalla no fue sangrienta y cruel como la última vez, casi todo el tiempo se había tratado de ansias y espera, pero aún así sus recuerdos se estaban volviendo vividos en sus sueños. Ya iban varias noches que despertaba bañado en sudor y con una gran presión en su pecho debido al temor de su muerte. Ha soñando con soldados heridos, agonizantes en la blanca arena que se teñía con su sangre, con miembros irreconocibles por todas partes. Y en ocasiones, que en medio de ese campo de batalla estaba Donghae, herido, indefenso y vulnerable, viéndolo con odio y asco. Entonces despertaba.

Tal vez la guerra no terminase con él, pero si con la poca estabilidad mental que le quedaba. Ya había pasado una vez por las dolorosas consecuencias que traía, pero los sueños vividos se volvian cada vez peores, sentir que estaba de nuevo dentro de esa carnicería.

Debía mantenerse en sus cabales, solo un poco más. Resistir ante el recuerdo y los sucesos actuales.

Camino de regreso a su tienda en silencio, ya casi anochecía y los soldados se preparaban para las guardias. Alzó la vista hacia el cielo para ver las estrellas ya que eso lo hubiera tranquilizado un poco, pero en el oscuro cielo no había nada más que nubes grises las cuales adelantaban el anochecer.

Se recostó en catre y trato de dormir esa noche pero los recuerdos seguían volviendo, como si ambas batallas se mezclarán entre sí, pasando por ellas al mismo tiempo.

Vientos De PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora