Capítulo 8

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Un paso más, un paso menos

Donghae estaba sentado en la mesa del comedor de la casa de sus padres. El olor a comida por primera vez hizo que se sintiera hambriento, como si llevara demasiado tiempo sin comer. De pronto se preguntó a sí mismo si debía de ser así. No recordaba todo con detalle y sus comidas eran difíciles de rememorar ¿Quién recordaría que ha almorzado los últimos meses?

Su madre le sirve un plato de sopa de verduras y un poco de pan, le deja una taza de té caliente a la vez que toma asiento frente a él. Su padre y su hermano hablan del negocio de la familia y el clima errante. Donghae agradece que la conversación se aleje de la guerra y de su prometido en ella.

Ya habían pasado dos semanas desde que retomo las clases de piano con la señorita Sand, el tiempo pasó tan rápido que no lo podía creer. Se sentía como un respiro, un parpadeo y ya había dos líneas tachados en el calendario de la cocina. Esa era la tercera vez que iba a comer con su familia en ese tiempo, debe de admitir que se sintió reconfortante y tranquilo. Rodeado de personas, la soledad de la casa en medio del bosque lo estaba alterando.

Empezó a comer en silencio, no solía hablar durante las visitas y su familia no lo obligaba. A pesar de ello estaba muy cómodo, caso extrañando el tiempo que vivió ahí. Miro a través de la sala de estar, alcanzando a ver la puerta de cristal que daba al patio trasero, ahí donde Hyukjae le había dejado un enorme venado. ¿Realmente había pasado tanto tiempo?

Trato de no pensar en ello, solo se lastimada a sí mismo. Aún eran recuerdos bonitos pero que le traían dolor y añoranza. Había ocasiones en las que tenía miedo. Miedo de que un día, cuando recuerde a su prometido ya no le duela ni sienta tristeza, le da miedo que eso signifique que ya no lo ama. Le da miedo convertirse en Chung-Ae después de haberlo juzgado tanto.

—¿Donghae?—La voz de su madre lo saca de sus pensamientos. Se da cuenta de que su padre y hermano también lo están viendo. No recuerda en que momento dejaron de hablar.

—Si—Susurra algo cohibido, demasiada atención sobre el lo pone nervioso.

—¿Cómo van tus clases con la señorita Sand?—Pregunta su padre, dándole una sonrisa amable y calida.

—Bien, ella está feliz de contar de nuevo con mis pagos mensuales—Ríe con naturalidad, no lo finge. Sus padres le sonríen y le regresan el gesto notando ese pequeño avance.

—Hyukjae va a desmayarse cuando vuelva y vea las facturas—Donghwa ríe mientras muerde un pedazo de pan con mermelada, sonríe sin preocupacion y Donghae sabe que el comentario es solo un chiste, que está jugando y solo son palabras inocentes.

Pero la sola mención del nombre de Hyukjae y la alusión a que vuelva hace que una vosecilla en su cabeza pregunte 《¿Realmente va a volver?》

Se pone de pie y se disculpa con su familia, no se va de la casa pero se retira al cuarto de baño. Escucha como reprenden a Donghwa y se siente mal por él. No es su culpa y no debería de tener cuidado de andar a su alrededor como si fuera un campo minado, y que las palabras equivocadas provocarían una explosión de lágrimas y dolor.

Nadie tenía la culpa. Nadie.

Se miró en el espejo y parecía que era la primera vez que lo hacía en mucho tiempo. Apenas reconoció al cadáver viviente que le regresaba la imagen del otro lado. Tenía el cabello rubio largo hasta los hombros, su rostro se veía tan afilado y demacrado que un cadáver le tendría envidia, los pómulos que apenas se le notaban ahora sobresalian en su cara. Tenía los ojos enrojecidos y ojeras profundas. Sus labios estaban secos y partidos, hasta sus ojos castaños se veían descoloridos y sin vida. Su cuerpo se veía más pequeño y los huesos de las clavículas se veían casi sobrenaturales.

Seguía obligándose a tomar baños. Estaba limpio solo porque llenaba la tina de jabón y sales, sumergiéndose durante horas o hasta que el agua estuviera insoportablemente fría. Cepillaba sus dientes solo porque esto le calmaba la ansiedad, y lavaba la ropa dejando que la lavadora hiciera todo mientras veía el teléfono en la pared sin parpadear. Entonces se dio cuenta de que en esa rutina no había comida de por medio, eso explicaba mucho.

Se quedo quieto, viendo al desconocido frente al espejo y se preguntó si Hyukjae lo seguiría amando cuando lo viera así.

《Sí vuelve》Repitió la vocesilla en su cabeza.

Cerro los ojos y trato de no pensar en esas cartas que no han llegado, mientras el teléfono de su casa en medio del bosque suena una y otra vez sin parar. Pero el no lo sabe, su angustia y desesperanza lo han dejado a la deriva, haciendo que el hilo de pensamiento sea cada vez menos claros para él.

《¿A donde te diriges Lee Donghae?》

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