Capítulo 4

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Compañía para el corazón

A pesar de que la llamada había animado el alma y espíritu de un joven Donghae, esto solo provocó que su salida de la casa fuese aún más difícil. Para el joven lobo la sola idea de estar fiera y que sonase el teléfono, que Hyukjae llamara y nadie le respondiera. Era imposible que se lo permitiera. Había comido un poco de lo que le llevaron sus padres pero seguía sin tener demasiado apetito.

Donghae se preguntaba a si mismo sobre su suerte, como es que por tanto tiempo se había hecho a la idea de estar en soledad y ahora que encontraba a un compañero, a un alfa, este habia sido arrancado de su lado. Tan mal había obrado para que sus actos se regresen de esa manera.

Su mirada esta fija en el telefono, esta tan quieto que podria confundirse con un mueble o una pintura. No siente que el tiempo avance, ni siquiera se da cuenta de ello, su mente se pierde en divagaciones sin sentido y algo paranoicas hasta que los repetidos toques de la puerta lo sacan de su estupor. Parpadea confuso y perdido, poniéndose de pie con lentitud, acercándose a la puerta en puntillas. Cuando esta a un par de centímetros olfatea el aire.

—Yoona—Susurra mientras apoya las manos en la madera.

—¿Cómo estás?—Aunque era una pregunta de cortesía, su amiga realmente tenía un interés genuino en su bienestar.

—Bien ¿Y tú? ¿Qué tal la escuela?—Apoya la mejilla en la puerta y cierra los ojos, se pregunta si debería de abrirle. Pero teme de que intente llevárselo como lo hacen sus padres. No quiere alejarse de ahí.

—Hay muchos días libres por la guerra—Hay un silencio largo entre ambos. Donghae escucha con claridad el cantar de los pájaros alrededor de su hogar. También escucha el latir del corazón de su amiga, ansioso y angustiado. El omega no puede ver la sonrisa amarga en aquel rostro que ates era alegre.

—Suena bien—Recuerda cuando íban a comer después de cases, cuando entraban a una cafetería después de congelarse en la nieve y pedir una taza de ese humeante y cargado café, como susurraban y reían de cosas tontas. Extrañaba eso, extrañaba muchas cosas. Pero cada que pensaba en extrañar venía a su mente Hyukjae, y él era lo que más anhelaba, tanto que le nublaba el deseo de lo demás.

—¿Puedo pasar?—Pregunta Yoona. Con una esperanza vaga que a pesar de todo sirvió. Para su sorpresa la puerta se abrió, un par de ojos azules la observaban del otro lado. Ella sonrió gracias a la felicidad genuina de verlo.

—¿Me harías un favor?—Pregunta con una timidez que solo se pudo forjar por esa larga soledad. Ella se atraganta por la rápido que trato de decir que si.

Después de casi una hora Yoona estaba sentada en ñas escaleras de la casa, la puerta a sus espaldas abierta y el cable del teléfono atravesando toda la planta baja para estar ahí, al lado de la beta. Pero a ella no le importa estar quieta viendo el bosque volver a su color verde y reluciente mientras juguetea con el silbato que le dejo Donghae.

Alrededor de cada veinte minutos ve al lobo blanco acercarse desde el centro del bosque y volver a perderse. A Yoona no le importaba estar ahí horas sin hacer nada con tal de saber que Donghae, en su forma de lobo estaba corriendo en libertad, respirando aire fresco, era algo que no hacía en meses.

Estaba tan sumida en sus propios pensamientos que salto del susto cuando el teléfono a su lado sonó. Por un milisegundo no supo si debía de responder o sonar el silbato así que hizo las dos. Con una mano se llevó el pequeño artefacto a los labios mientras soplaba con tanta fuerza que no se escuchaba nada y con la otra alzó el teléfono. Escupió el silbato fuera para decir "Hola."

—¿Yoona? Me alegro que le hagas compañía a Donghae—La voz de Hyukjae era igual que la de siempre, un tono claro y suave, directo y amable. Aunque había un deje de melancolía en el.

—Gracias, el ya viene—Ve al enorme lobo blanco surgir de entre los árboles y subir las escaleras de un salto, unos segundos para que se transforme en humano, le arranque el teléfono de las manos y entre a la casa desnudo. Ella se queda en el mismo lugar son saber si debía de irse o quedarse.

Por un momento Yoona se preguntó si Hyukjae era consciente de la manera en la que se estaba comportando Donghae, si sabía de su aislamiento, de si forma reacia de alejarse de su hogar. Acaso Hyukjae sabía el daño que se hacía en Donghae. En ese momento fue cuando se dio cuenta de que quizá si era así, el ya había ido a la guerra y había dejado a una pareja, quizá esas llamadas eran su mayor esfuerzo para demostrarle a Donghae cuanto lo amaba.

Abrió la puerta lo suficiente para ver a Donghae acurrucado en el sofá, y cuando vio el brillo en sus ojos u coo estos se volvían marrones, supo que Hyukjae lo estaba calmando. Cerró la puerta siendo la risa estruendosa de Donghae lo último que escucho. Se sentó en las escaleras y contemplo el bosque, su amigo estaba bien por ahora. Pero sabía que cuando esa llamada terminara, la iba a necesitar y ella siempre estaría ahí.

Vientos De PrimaveraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora