Madison se quedó pensando en todo lo queDaniel le había contado horas antes, la historia de Newt, tal vez no toda pero lo suficiente. Ya había pasado un tiempo pero ella seguía con eso en la cabeza.
Para intentar pensar en algo más, después de la comida fue a la cocina con Sartén, él es muy buena persona y ella disfrutaba pasar tiempo con él.
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Sartén le ofreció a la chica que prepararan un postre juntos, a lo que ella aceptó, y decidieron hacer brownies. Madison se puso un mandil y sacó la receta.
-Agarra los ingredientes en lo que hago espacio en la barra. -Ordenó Sartén quitando cosas para poder cocinar.
-Claro, ¿Dónde está la harina? -Preguntó Madison buscando.
-Ahí, en ese cajón. -Contestó señalándole el cajón.
Tiempo después ya estaban los brownies en el horno. Eran como las seis-siete, Sartén preparaba la cena y Madison limpiaba en lo que esperaban a que salieran los brownies.
-¿Que preparan? -Se acercó Newt.
-Brownies. -Contestó ella sin volearle a ver, trapeando el piso.
-Ojalá no se te quemen. -Se burló Newt.
Al principio Madison no reconoció la voz pero después de ese último comentario supo perfectamente de quién se trataba. Y al reconocer la voz recordó la historia que trataba de sacarse de la cabeza todo el día.
-¿Qué haces aquí Newt? -Dejó de trapear, volteó a verlo y se recargó en el trapeador. -¿No deberías estar trabajando?
-Si, al igual que tú, pero aquí estas. -Se cruzó de brazos.
-¿Qué quieres Newt? -Ignoró lo anterior.
-Ya que preguntas, quiero probar- Ella interrumpió.
-¿Los brownies? lo siento, no puedes.
-¿Qué? ¿Porqué no?
-Numero 1: Porque todavía no están. Y Número 2: Porque no quiero.
-Pues ¿Quién te crees? Solo porque no quieres, no significa que no pueda.
-No me creo nadie Newt, pero si puedo prohibirte comerlas porque yo las hice.
