kenma y Akashi crean un grupo donde unirán a otros estudiantes de otras escuelas para poder resolver su búsqueda de amor que aún estaba desgastada. la mitad se enamoraron de sus capitanes la otra mitad de los rematadores y bloqueadores juntos forman...
En el campamento, donde los chismes volaban más rápido que un mosquito en verano, Hinata y Goshiki, cagados de miedo por el supuesto "fantasma de los cuartos", se encerraron en el primero que encontraron y le pusieron llave.
Al darse vuelta, se toparon con toda la banda, que los miraba con cara de "¿qué carajo hacen?".
Semi, re caliente, los encaró-¿Qué mierda hacen acá?-
Shoyo, temblando como hoja, balbuceó -Fantasma, un fantasma- Goshiki asintió con la cabeza como un bobo
Suga, tratando de calmarlos, se rió y dijo -Chicos, los fantasmas no existen-
Pero Goshiki insistió-Te juro que lo vimos. Era chiquito, con unos ojos que daban miedo - Shoyo lo secundó, con los ojos como platos.
De repente, se escuchó un golpe seco en la puerta y una voz, medio ahogada, gritó "¡Abran la puerta!".
El susto les hizo pegar un salto a todos. Yaku, el más cerca de la puerta, la abrió de un tirón. Del otro lado, aparecieron Tanaka, Atsumu y Oikawa, todos revueltos.
Oikawa, señalando a Atsumu con el dedo, soltó-No te vuelvo a seguir, rubio teñido-
Atsumu, ofendido, replicó-Bue, yo solo quería mostrarte el coso ese-
Oikawa lo fulminó con la mirada: -Ese coso casi me mata. No te vuelvo a seguir-
Atsumu se encogió de hombros -¿Y cómo iba a saber yo que no era un extraterrestre y era un fantasma?-
Oikawa, re podrido, soltó un bufido- ¡Los extraterrestres son verdes y con antenas!-
Atsumu, sin inmutarse, respondió-Bue, yo no sé todo de las cosas verdes-
Tanaka, jadeando como un perro, parecía haber corrido una maratón. Mientras Atsumu y Oikawa seguían discutiendo como loros, nadie se percató de las miradas curiosas de los demás.
Suga, al borde de la paciencia, gritó- ¡Basta de boludeces! -
Oikawa, al darse cuenta de que todos los estaban mirando, se sobresaltó y soltó un -¡mierda!-.
Atsumu lo imitó, pero luego dirigió su mirada hacia Sakusa y preguntó- ¿Vos qué hacés acá?-.
Sakusa, con su cara de palo, respondió-Me arrastraron-
Tendou, con una sonrisa pícara, añadió: -Sakusa, vamos, vos viniste solo-
Sakusa, con un tono suave, respondió- Solo porque te vi mal desde ayer-
Tendou lo abrazó por los hombro y dijo- Sos un amor- sakusa no se apartó ya que obligó a todos desinfectar el lugar y ponerse alcohol.
Iwaizumi, que había entrado al cuarto para buscar algo en su mochila, salió nuevamente al no encontrar a Kageyama.
Shoyo, sin pelos en la lengua, comentó- Eso fue incómodo-
Oikawa, dirigiéndose a Iwaizumi, dijo- Actúa así cuando no quiere ver a nadie-
Atsumu, con un tono sarcástico, agregó- Qué raro-. Oikawa, ofendido por el comentario hacia iwaizumi y le empezó a discutir de nuevo
Atsumu lo llamó -diva barata- Oikawa, sin quedarse atrás, agarró a Atsumu del pelo y comenzaron a discutir como nenes chicos.
El grupo solo observaba la escena, disfrutando del show.
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Nishinoya y Asahi yacían sobre el banco en la plaza de la escuela, sus miradas perdidas en el cielo nocturno. La luna llena bañaba en la escuela con una luz suave, creando un ambiente mágico. A Noya, la belleza de la escena lo dejó sin aliento. Tenía algo que decirle a Asahi, algo que llevaba tiempo rondando por su mente, pero la timidez lo paralizaba.
Asahi, percibiendo la tensión en su compañero, rompió el silencio. - Noya - su voz era suave como una brisa, - la luna está preciosa esta noche, ¿no crees?-
Noya asintió, su corazón latiendo a mil por hora. Quería decir algo ingenioso, algo que expresara lo que sentía, pero las palabras se le atascaban en la garganta. Finalmente, solo pudo murmurar-Sí, es... es hermosa-
Asahi volvió la cabeza para mirarlo, su sonrisa cálida iluminando su rostro. Noya se sonrojó intensamente, sorprendido por la fuerza de sus propios sentimientos. Nunca había experimentado algo así.
Sus manos, guiadas por una fuerza invisible, se acercaron lentamente. Los dedos de Asahi rozaron los de Noya, enviando un escalofrío por todo su cuerpo. En ese instante, el mundo se redujo a ellos dos y a la luna que los observaba desde lo alto.
