8 - Una ducha para despejar inquietudes

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La primera semana fue tan incómoda que ni siquiera pudieron grabar algo de contenido. Tom había limpiado la habitación de invitados, que por suerte ya estaba condicionada por la cantidad de veces que Jake se quedaba allí; habían terminado de acomodar las cosas del menor el mismo día sin mayor problema, pero aunque todo estaba en su lugar, ellos se habían vistos expuestos a la intimidad imperiosa que venía con la convivencia.

Sí, los dos se conocían demasiado bien, esto en parte por el hecho de que se acostaban, y también habían convivido ya durante el campamento. Pero esto se sentía distinto.

Les llevó tiempo acoplarse a la rutina del otro, por más que no fueran muy complicadas, la falta de pasatiempos o trabajos los llevó a estar casi todo el tiempo juntos. Y lo complicado de su relación empezó a salir a la luz para ambos, lo que los llevó inevitablemente a distanciarse.

Las miradas furtivas entre ambos, los roces no intencionales, los saludos por las mañanas y las despedidas por las noches, salían tímidas y en susurros. Todo el ambiente de calma parecía que en cualquier momento se rompería en mil pedazos, por lo que ambos andaban alrededor del otro de puntillas, en un trato tácito de no perturbar el ambiente.

Jake lo intentó un par de veces, siempre dando un paso adelante en las situaciones que creía daban pie a algo más, pero Tom parecía estar alerta a cualquier acercamiento y se alejaba de inmediato. Jake, al no querer ponerse en evidencia, y siendo el más comprometido por sus sentimientos ocultos, retrocedía.

Esa semana fue incómoda para los dos, y ya se estaban arrepintiendo.

Tom pasaba más tiempo en el gimnasio, pidió 2 turnos semanales a su fisioterapeuta, y visitó tanto a Aiden como a Gabby en el lapso de apenas días. Jake en cambio, y al tener a su amiga lejos, se pasó casi toda la semana en la clínica con Miriam, también visitó a Connor, con quien venía posponiendo encuentros hace mucho.

A comienzos de la segunda semana de convivencia, ninguno había siquiera abierto la página de pedidos.

— ¿Te vas? — preguntó el pelinegro, viendo esa mañana como Jake aparecía en la cocina ya vestido con ropa decente.

No había hablado en serio cuando dijo que se pasearía por allí desnudo, gracias a Dios, pero al chico realmente le gustaba estar en paños menores, como lo era su pijama.

— Sí, quedé con Hunter para revisar unas cosas, volveré luego del almuerzo — respondió, tomando la taza de café que el mayor le ofrecía —. Quedó un poco de la cena de anoche, puedes calentarla.

Tom asintió, pero no se veía muy contento.

— ¿No almorzarás aquí?

— Hunter dijo que pediría pizza, así que comeré allá.

— ¿Y Ally?

Tom sabía que la novia del pálido no se lleva mucho con Jake, por lo que le pareció extraño.

— Está fuera de la ciudad, visitando a Tess en Nueva York.

— Oh, ya veo — el tono de Tom le pareció extraño.

¿Estaba molesto porque no lo habían invitado a comer pizza? ¿Debían hacer todo juntos ahora que compartían un techo?

— ¿Quieres venir con nosotros? Podemos esperar a que llegues y almorzar todos juntos.

Tom negó, alejándose para buscar su bolsa de entrenamiento y rellenar el plato de comida de Gabs.

— No, está bien, me gusta más lo que comimos anoche.

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⏰ Última actualización: Nov 10 ⏰

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I LXXXE U |TomJake|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora