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Narrador
La pelirroja se movía con experiencia y flexibilidad por el tubo, dejando mostrar sus atributos y su hermoso cuerpo. Desde las sombras y algunas luces iluminadas Christopher la veía con deseo y algo de enojo. Odiaba la manera en que estos hombres hambrientos la miraban, tocaban y lanzaban dinero, ella valía más mucho más y era solo suya.
Ni siquiera se notaba que había pasado otro embarazo, se veía perfecta.
Por la mente de el ministro Morgan solo había una cosa y era follarla de mil maneras hasta que su toque quede impregnado en la piel de su mujer.
Cuando él baile acabo y él ojigris intentaba de esconder su dura erección espero a su chica pero en cambio solo se acercó una de sus amigas, las conocía y eso solo sucedía cuando Laurens tenía que quedarse.
—Señor.
—Habla, tiene que bailar nuevamente?
—Bueno, ella dijo que no la esperara. Tiene un cliente importante.
—¿Sabes el nombre del cliente?—Cuestiona sintiendo la tensión tomar todo su cuerpo. Rebusca su bolsillo sacando su billetera y le da dos billetes de cien a la chica.
—Romanov.
Ella ve a los lados y se aleja, sintiendo culpa en vigilar a su amiga, pero necesita el dinero. En cambio Christopher, se queda apretando sus puños con fuerza, va a matar a cualquiera que quiera ver, tocar e intentar probar a su mujer.
Logrando entrar al camerino de su Laurens, observa ido como ella se retoca y siente como su erección quiere liberación.
—Christopher?—inquiere confundida al verlo en la puerta. —Amor, ¿qué haces acá? Emma no te dio el mensaje?
—No bailaras para Romanov.
Ella lo mira confundida hasta que capta sus palabras.
