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Narrador

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Narrador

Otro día en que nuestra hermosa Luna bailaba al hombre sentado en aquel sofá. El sabía que estaba mal, pero lo malo esta en su cuerpo, lleva ya tres meses casado y en esos meses no dejo de frecuentar a su torpe no tan torpe secretaria. Hasta sobrepasó el límite de ir a verla bailar en aquel club.

—Mueve esas caderas para mi, bonita.

Y lo hizo, a Christopher Morgan le gustaba la manera en que ella sin desafiarlo acataba sus órdenes.

Fingian siendo los mismos, el gritándole y ella siendo tan sumisa y torpe, pero la realidad es otra. Él solo hacia eso para quitar las ganas de empotrarla en su oficina y cogerla como le gusta.

Christopher aun tiene curiosidad una muy grande y nunca ha tenido curiosidad por otra mujer que no sea Rachel.
Su matrimonio es tan extraño, quizás se dio cuenta que solo ambos eran una obsesión, se la pasaban peleando y discutiendo qué su relajación era la hermosa pelirroja bailando o saltando sobre su verga.

—¿Puedo..?

—Sí, tócate para mi.

Laurens camino en su dirección conteneando sus caderas, provocando que él siga bombeando con su mano su dura ereccion, ya estando frente a él, se posiciona en el suelo con piernas abiertas, su mano se esconde en aquella lencería negra, tocandose con entusiasmo.

El ministro Morgan atendía su duro tronco sin perderse la maravillosa vista que le daba su Luna.

Ambos estaban tan metidos en su propio placer que no vieron cuatro pares de ojos grises observando el contacto.

—Reece, no.

—¿lo sabias?

—Sí, pero no es mi puto problema. No es nuestro problema.

Laurens

Dios santo, es tan delicioso.

—¡Ah!—se adentra con fuerza en mi interior una y otra vez, me sostengo de su espalda desnuda, enterrando mis uñas mientras me premia con unos cuantos azotes.
Nuestras bocas se encuentran y sin dejar de devorarnos.

BAILARINA (Christopher Morgan + Laurens Caistar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora