Después de un buen rato caminando estaba agotada y me tumbé a descansar un poco, me despertaron unos ruidos, el laberinto se estaba moviendo, empecé a correr, tenía que encontrar una salida, llegué al centro del laberinto, caí rendida y encontré otro cartel que ponía: "Este laberinto lo creaste tú.". ¿me esta tomando el pelo?, si lo hubiera creado yo sabría como salir, esto parece una jaula, las voces empezaron a gritar, no podía concentrarme con tanto ruido, vale tengo que tranquilizarme, respiro hondo y vuelvo a leer el cartel, si lo cree yo, también puedo modificarlo, me acerqué a una pared y sin apenas tocarla la podía mover a mi antojo, finalmente creé una salida.
Por fin conseguí salir de ese maldito laberinto, pero las voces siguen gritando todo el tiempo, otra vez es el mismo camino de piedras con árboles a los lados, pero ahora había menos niebla y conseguía ver mejor el camino, sigo caminando y oigo un ruido extraño, entonces giro la cabeza y encima de las ramas de un árbol encuentro a un chico de más o menos mi edad cortando otra rama más pequeña con una navaja, lleva unos vaqueros y una camisa blanca con cuatro botones, dos de ellos desabrochados, entonces levanta la cabeza y le veo el rostro, es bastante pálido, tiene unos ojos azul profundo y el pelo negro azabache un poco largo, con flequillo que le cubría casi los ojos. Me miraba sorprendido.
Suspiré aliviada, menos mal, por fin encontraba alguien que pudiera ayudarme, estaba a punto de volverme loca.
- Hola...- Dije con voz temblorosa.
- Hola.- Dijo él sin dejar de mirarme.
- ¿Sabes cómo puedo salir de aquí?
Se rió, miró al suelo y dijo:
- Si lo supiera, ¿de verdad crees que seguiría aquí?
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¿A dónde van los corazones rotos? (PAUSADA)
De Todo¿Cómo distingues los sueños de la realidad?