Me sentí un poco estúpida, pero no iba a rendirme tan fácilmente
- Sabes al menos... ¿qué es este sitio?
- Aquí es donde llegan los corazones rotos.
Su respuesta me dejó perpleja, ¿los corazones rotos?, a que se refería, ¿se había vuelto loco después de tanto tiempo aquí?, no, imposible, parecía bastante normal, se diferenciar a un loco cuando le tengo delante, o eso creo...
- ¿Los corazones rotos? No he tenido ningún novio que me haya dejado o algo así.
Sonrió ligeramente, levantó la cabeza para mirarme y dijo:
- ¿El único amor que conoces es el de pareja?
- No...- Respondí, dándome cuenta de la tontería que acababa de decir.
- Ya decía yo, sino, tendrías una vida muy triste.
Decidí seguir caminando, aquel chico no iba a ayudarme a salir de allí, y tampoco podía quedarme sin hacer nada.
Llegué a un lago, al fin, tenía mucha sed, me agaché y me acerqué a la orilla para beber un poco con las manos, de pronto oí a alguien cantar, era una chica, tenía una voz muy dulce, que bonita, pero ¿de dónde viene? Por el agua se asomó la cabeza de una chica, era ella la que estaba cantando, con ella vinieron más, y a medida que se acercaban a la orilla les veía mejor el cuerpo, ¡eran sirenas!, me extrañé, ¿qué hacen sirenas en lagos y no en el mar? Aunque creo que la pregunta más obvia habría sido ¿De verdad existen las sirenas?
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¿A dónde van los corazones rotos? (PAUSADA)
De Todo¿Cómo distingues los sueños de la realidad?