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(capítulo tres) ❛ ugh shit here we go again ❜
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El ascensor de las oficinas del club sube despacio, o al menos más lento de lo que me gustaría. Siento ese nerviosismo familiar en el estómago que aparece cada vez que tengo una reunión importante. Como siempre, me invade el mismo pensamiento como todas las veces que me enfrento a una situación así: "¿será que he llegado demasiado pronto?". Sin embargo, la pantalla en mi móvil me confirma que no, que en realidad todo está calculado al milímetro. Respiro hondo. Estoy aquí por mi trabajo, por mi música. Y esto es exactamente lo que soñaba.
Cuando salgo del ascensor me recibe un chico del equipo de producción del documental, que me acompaña hasta la sala de reuniones, tal y como me habían explicado en el correo que me mandaron la semana anterior.
La estancia es luminosa, con ventanales amplios y una mesa ovalada en el centro, donde ya están sentados varios miembros del equipo. El corazón me late más rápido cuando veo los montones de papeles, portátiles abiertos y, lo más importante, a la gente que, como yo, está trabajando para hacer que el proyecto cobre vida. Me doy cuenta de que estoy nerviosa, pero no es miedo. Es esa emoción de sentir que vas a crear algo importante.
— Madelyn, bienvenida — me saluda uno de los productores. Me siento en la silla que me ofrecen y apoyo las manos sobre la mesa, tratando de mantener la calma.
— ¡Gracias! — sonrío, notando que la voz me suena algo más suave de lo normal.
La reunión arranca enseguida, y rápidamente me veo inmersa en conversaciones sobre plazos, ideas para el tono de la canción, los mensajes que se quieren transmitir en el documental... Se habla de la resiliencia de los jugadores, de cómo el fútbol, más que un deporte, es una forma de vida para ellos, una lucha constante contra las adversidades. Cada palabra que van diciendo los productores resuena dentro de mí. Mencionan cómo el equipo se ha reinventado tras las lesiones de varios jugadores clave, cómo eso se ha convertido en una fuente de motivación para los demás, y mientras escucho, ya empiezo a sentir cómo las notas empiezan a coger forma, tímidamente al principio, pero luego fluyendo como si hubieran estado esperando este momento.
— Nos gustaría que la canción capturase ese espíritu de motivación. No solo de los jugadores, sino también del club y lo que ha significado para la afición — dice uno de los creativos, con un brillo en los ojos que denota pasión por su trabajo.
Yo asiento, sintiendo esa conexión profunda con todo lo que están describiendo. La música es mi forma de narrar el mundo, de expresar lo que otros no pueden. De repente, ya no estoy tan nerviosa. Estoy emocionada.
— Tengo algunas ideas que me gustaría explorar — digo con más confianza. — Quiero trabajar esa sensación de lucha interna, pero también de comunidad, de pertenencia. Y darle un tono que suene bastante, pero sin perder la parte humana de todo esto.
