Capítulo 83- Ella habla con el Lobo feroz

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(Sinclair)

Ya está oscuro cuando llego a casa y sigo mi olfato escaleras arriba hasta la habitación de Ella. Ella acaba de salir de la ducha cuando entro, su cuerpo empapado envuelto en una toalla esponjosa. Su cabello dorado rosa todavía está seco, recogido sobre su cabeza y sujeto con un par de palillos.

Se sobre salta un poco cuando me ve sentado en la cama, luego pone los ojos en blanco y resopla. —Si vas a moverte tan silenciosamente como un fantasma, ¿al menos te anunciarías cuando entres a las habitaciones, Dominic?—

Me río suavemente, pasando mis ojos por su piel húmeda. "¿Es esa alguna forma de saludar a tu caballero de brillante armadura?"

Ella da un paso adelante antes de que pueda pensar en ocultar su nerviosa curiosidad. "¿Qué pasó?"

—Ven a saludarme con un beso y te lo cuento—. Invito, manteniendo mis brazos abiertos hacia ella. Sus músculos se relajan cuando ve mi buen humor y vuelve a poner los ojos en blanco, sonriendo ahora. Gruño juguetonamente ante su sa*s, y Ella tiembla visiblemente, sus muslos se aprietan reflexivamente bajo el dobladillo de su toalla.

Ella cruza el suelo y se sonroja bellamente cuando se coloca entre mis piernas. Sus labios rosados se fruncen y se inclina hacia mi calidez, dando todos los indicios de que está a punto de rozar su boca sobre la mía.
Sin embargo, en el último momento ella redirige, alejándose de mis labios expectantes
a intentando dejar un beso en mi mejilla.

No llega muy lejos; está claro que la traviesa humana se olvidó de tener en cuenta la velocidad de los cambiaformas cuando formó este plan. Intercepto su boca con la mía, reclamando sus labios y gruñendo mi desaprobación.

Ella se ríe suavemente, incluso mientras jugueteo con la comisura de sus labios con mi lengua y la tiro sobre la cama. Mi ropa se humedece cuando su toalla se desliza y el líquido que salpica su piel se absorbe en la tela de mi camisa y pantalones. Inclino mis labios sobre los de ella, profundizando en su dulce boca y obligando a su lengua a bailar.
Sus brazos y piernas me rodean a modo de bienvenida, y estoy muy tentado a desnudarme para poder sentir cada centímetro de su cuerpo desnudo contra el mío.

Saco las horquillas del cabello de Ella, dejándolo caer alrededor de su cara y enviando su encantador aroma revoloteando en el aire a nuestro alrededor. Continúo robando beso tras beso, acariciando los costados y los sedosos muslos de Ella, arrancando los sonidos más dulces de sus labios. Mi loba ronronea en respuesta y paso mi desaliñada mandíbula por la suave piel de su mejilla, cambiando sus murmullos de satisfacción en un nuevo estallido de risas.

Riendo con oscura intención sexual, entierro mi cara en su cuello y le doy el mismo tratamiento a la aterciopelada franja de piel.
Haciendo una pausa para explorar el territorio erosionado con mi lengua, arrastro una palma grande sobre su trasero redondo. Apretando su exuberante trasero, continúo besando mi camino hasta su pecho. La respiración de Ella se detiene cuando paso mis colmillos sobre la hinchazón de su pecho, luego grita de sorpresa cuando muerdo su carne sensible.

—Eso es por no dejarme matar a esa horrible mujer en tu honor—. Le informo moviendo mi boca hacia el otro seno para darle el mismo tratamiento. —Eso es por ponerme los ojos en blanco—. Esta vez, el mordisco juguetón se topa con un gemido y sus pezones se endurecen hasta convertirse en capullos apretados, peligrosamente cerca de mis labios inquisitivos. Sin confiar en mí mismo para no chupar uno de los dulces cogollos en mi boca, termino mi reprimenda con un solo golpe en su trasero. —Y eso es por intentar retener los besos que me gané de manera justa—.

—Todavía no sé cómo los obtuviste—. Ella argumenta descaradamente, retorciéndose contra mí y haciendo que el miembro que se pone rápidamente rígido entre mis piernas se esfuerce contra mi cremallera. Me alejo un poco de ella, me apoyo en el codo para mirarla y me pregunto si en realidad esto fue un error mayor. Al menos cuando estaba pegada a mí no podía ver sus muchos encantos.

Alpha Dom y su Sustituta HumanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora