CAPITULO I (Solo en mi cabeza)

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El regreso de semestre es casi tan duro y estresante como el regreso a clases en una nueva escuela. Todos intentan verse más “Cool”, se tiñen el cabello o lo cortan, otros regresan con accesorios llamativos o cambian su estilo. 

Y lo acepten o no, todos lo hacen si o si para llamar la atención del sexo opuesto. Y claro, quien no querría verse bien al conocer a su próximo amante o amigo con derecho. Pero no puedo evitar sentir desagrado, todo es tan falso, ¿acaso solo importa cómo te vez ante los demás?

El cómo te ven los demás, pareciera uno de los requisitos mínimos para encajar en estos tiempos, al menos para que te volteen a ver, y si tienes suerte quizá consigas una cita después de las clases.

Por eso, prefiero leer a los verdaderos hombres que se enamoran por los detalles. El cómo se les acelera el corazón cuando cruza miradas con la chica especial, o cuando la sonrisa de ella es suficiente para él sentirse feliz durante el día, en como los extraños y peculiares gustos de ella le resultan tiernos e interesantes.

Hombres así, definitivamente mi mundo sería diferente si pudiera experimentar eso. ¿Por qué no lo he vivido?, buena pregunta, pero la respuesta es sencilla, es que esos tipos de allá afuera son como salvajes.

El romanticismo, el ser un caballero no está en el diccionario de ninguno de los seres vivos masculinos que he visto. Simplemente es como si, esas combinaciones hubieran sido reseteadas y ninguna partícula quedara en su organismo.

A veces, mi mente me hace pensar que nací en el mundo o la época equivocada, me siento como un extraterrestre, como pez de tierra dentro del agua (hipotéticamente). Por momentos se siente de esa manera, como si estuviera cayendo a las profundidades del abismo, grito, pero nadie voltea a verme. Es sofocante.

No digo que me siento miserable por no ser como el resto, me encanta ser fiel a mí misma y no cambiar para alguien. Los cambios son buenos, pero se vuelven desagradables cuando son para agradar a alguien más. La vida se vuelve una rutina donde llevas una máscara puesta y se vuelve pesada.

Al final, la gran mayoría prefiere vivir de ese modo, tras una máscara que agrada a todos, una falsa identidad. Es triste vivir de ese modo y cruel. 

Imagino que el Creador que nos ve desde el cielo se siente decepcionado, de ver como entre nosotros mismo creamos una Unión llena de falsedad que divide a todos en dos grupos, los agradables y los raros.

He tenido que ver y vivir algunas decepciones para ver el mundo de este modo tan crudo, pero es solo una parte de mí, aun creo que a pesar de esa pesada mascara que todos llevan cargando, existe un joven incomprendido, cansado de parecer “cool”.

Por eso mismo, es que deseo enamorarme. Porque el amor no ve apariencias. El amor sincero que quiero experimentar es así. Quiero amar los defectos y virtudes de aquel que será especial para mí.

Se escucha fácil, pero es realmente un reto. De eso se trata la vida, de retarnos a hacer cosas diferentes. Así fue como aprendimos lo que sabemos ahora, ¿no es así?

Ser amado y ser herido por la misma persona, es un nivel para valientes. Nadie quiere un girasol seco en vez de una rosa en temporada. Así somos, amamos las cosas bellas, agradables, buenas a la vista, aquello que nos hace sentir bien.

Ante todo eso, quien querría los pedazos de un jarrón roto o un collar oxidado sin nada de brillo. Nadie está listo para amar el lado roto, oxidado y cruel de una persona.

Este tipo de pensamientos, son aquellos que me guardo, este conjunto de palabras que escondo entre paginas cada que me siento incomprendida. Es liberador, pero también es doloroso no poder hablarlo con alguien. 

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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