Harley había llevado a Ariadna al cuarto que antes estaba repleto de armas y equipo de combate, pero que, por alguna razón, ahora había sido transformado en algo más acogedor. Las luces de colores en forma de estrella parpadeaban suavemente, dando una sensación de calidez en medio del ambiente frío y sombrío. Almohadas de diferentes tamaños estaban esparcidas por el suelo de cemento, como si el lugar hubiera sido diseñado para dar comodidad a la pequeña. En una esquina, una vieja pantalla de televisión con antenas a duras penas mantenía una señal. Alrededor del cuarto, hojas llenas de dibujos infantiles y cajas de crayolas dispersas dejaban claro que había algo, en apariencia, inocente y simple en aquel entorno.
En otro rincón, había una cama directamente sobre el suelo, apenas cubriéndola con una manta. Pocas cosas en ese cuarto, que tan bien encajaban en el mundo de Harley, parecían adecuadas para una niña como Ariadna. Pero todo estaba pensado para que la pequeña se adaptara y, con el tiempo, llegara a aceptar su nueva vida aquí, bajo la tutela de una mujer que veía a la niña no como una hija, sino como una pieza más en su gran plan.
Ariadna, que había estado sentada frente a su peluche, un conejo gris con un sombrero de copa y un parche en uno de sus ojitos, lo abrazó fuertemente contra su pecho. La sensación de tenerlo cerca era lo único que la mantenía calmada en ese momento, pero una leve expresión de tristeza cruzó su rostro. Su pequeño puchero no pasó desapercibido para Harley, que se acercó a ella con una sonrisa amplia, tratando de mantener la calma.
—¿Qué pasa, mi pequeño pastelito? —preguntó Harley, acercándose para abrazar a la niña y colocarla junto a ella en el colchón, la acarició suavemente el cabello mientras intentaba calmarla.
Ariadna, con la voz quebrada, no pudo evitar dejar escapar unas lágrimas que caían lentamente por su rostro.
—Quiero volver a casa... Extraño a mi papi, al abuelito... y a mis hermanos.—su labio tembló mientras sus ojos se llenaban de tristeza.
Las palabras de la niña hicieron que el pecho de Harley se apretara, pero no podía dejar que eso se interpusiera en sus planes. Apretó a Ariadna en su abrazo con un tono dulce y calmado, como si realmente pudiera hacerle creer que ella era su verdadera madre.
—Oh, bebé, extrañas a tu familia, pero aquí también nosotros seremos tu familia si te quedas con nosotros —respondió con voz suave y un tanto seductora, mientras mantenía su sonrisa cálida, como si su deseo de tener a Ariadna completamente bajo su control fuera lo único importante
Pero las palabras no parecían calmar a la pequeña. Ariadna no dejaba de pensar en su papá, en sus hermanos, en Alfred y hasta en sus primos. Todo lo que había conocido hasta ese momento se sentía lejos, irreal y doloroso. Recordaba la forma en que su papá la cargaba, los juegos con sus hermanos y cómo Alfred le contaba historias mientras la mimaba con galletas. En su mente, todos esos momentos seguían tan vivos como el primer día, y el vacío de la ausencia se hacía más grande.
Harley observaba a Ariadna, dándose cuenta de que mantener a la niña encerrada en ese cuarto solo estaba sirviendo para profundizar su tristeza. La niña parecía estar atrapada en una jaula emocional, como un petirrojo que no podía volar. Harley sabía que la depresión infantil podía ser una herramienta útil para manipularla, pero también sabía que si la niña no comenzaba a adaptarse pronto, todo podría fracasar. Y eso, para Harley, era inaceptable.
La mujer suspiró y se separó un poco de Ariadna cuando, de repente, alguien tocó la puerta. Estaba claro que no podía permitir que la pequeña siguiera llorando, así que con cierta molestia se levantó y fue a responder. Pero su enojo desapareció rápidamente cuando uno de sus matones le pasó el celular. Al escuchar la voz al otro lado, una sonrisa maquiavélica apareció en su rostro.

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El Legado Del Murciélago
FanfictionLa vida le tenía reservadas más sorpresas a Bruce Wayne, añadiendo una nueva responsabilidad a su vida cuatro años después de recibir una carta de su ex prometida. En ella, descubrió que tenían una hija juntos. Ahora, se encuentra en terreno descono...