"FIESTA"

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Jimin, con Jeon a su lado, se sentía un poco más seguro. La mansión se erguía imponente ante ellos, sus torres puntiagudas y sus ventanas de colores recordaban un castillo de cuento de hadas. Nada que ver con su humilde hogar, con sus paredes descascarilladas y su pequeño jardín. Sin embargo, un nudo se formaba en su estómago. ¿Qué haría aquí? Jeon, notando su nerviosismo, le sugirió.

-¿Por qué no tomas mi brazo? -. Jimin asintió, agradecido por su apoyo, y entrelazó sus dedos con los de Jeon. Juntos, se adentraron en la mansión, el eco de sus pasos resonando en el gran salón.

Al entrar, Jimin quedó boquiabierto. Un majestuoso candelabro de cristal iluminaba la sala, y los invitados, vestidos con opulentos vestidos y joyas resplandecientes, lo observaban con curiosidad. Sintiendo las miradas clavadas en él, Jimin se preguntó si alguna vez podría sentirse cómodo en un lugar así. Perdido en sus pensamientos, de repente empezó a escuchar los susurros que lo rodeaban.

-¿Viste? El joven Jeon trajo a un chico. ¿Quién será? ¿Y qué tal si está soltero? -. Jimin sintió cómo sus mejillas se encendían. Jeon, con un gesto protector, lo acercó más a él y lanzó una mirada gélida a las mujeres, quienes se apartaron, visiblemente intimidadas.

Jimin se sorprendió por la reacción de Jeon pero no dijo nada. Éste lo llevó a una mesa reservada, donde las miradas indiscretas los seguían. La tensión aumentó cuando anunciaron la llegada del abuelo de Jeon, un hombre cuya presencia era tan imponente como una tormenta invernal. Al entrar, el anciano clavó sus ojos en ellos, irradiando una frialdad glacial.

-Jungkook -dijo con voz severa-, ¿por qué trajiste a alguien que no es tu prometido? -. Jungkook, con una mezcla de determinación y nerviosismo, respondió.

-Abuelo, él es mi prometido. Te presento a Jimin -.El abuelo de Jeon, al escuchar tal cosa, sin pensarlo dos veces, le propinó una bofetada a Jeon.

-¿Cómo te atreves a faltarme al respeto de tal forma?- escupió, clavando una mirada fría en su nieto. Luego, giró su atención hacia Jimin, quien se sentía paralizado por la sorpresa. No sabía cómo reaccionar. Quería defender a Jeon, pero temía empeorar las cosas mientras todos los ojos estaban puestos en ellos.

-¿Cómo se llama, joven?- preguntó el abuelo de Jeon con una voz gélida. -Mi nombre es Park Jimin, señor. Es un gusto conocerlo- respondió Jimin, sorprendido de sí mismo por la calma que emanaba de su voz.

-Como dijiste - el señor se acercó a Jimin, sus ojos brillando con una extraña intensidad. Jimin se encogió un poco ante la mirada fija del anciano. Era como si estuviera siendo escudriñado hasta el último rincón de su alma.

-¿De casualidad usted...? -El hombre se detuvo, su voz ronca. Jimin sintió un escalofrío recorrer su espalda.

Antes de que el señor pudiera terminar la frase, Jeon se interpuso entre ellos, su cuerpo tenso como una cuerda de arco.

-Abuelo, creo que es hora de retirarnos -, dijo con voz firme, mientras protegía a Jimin con su cuerpo. Jimin sintió un nudo en la garganta. ¿Qué estaba pasando?

Jeon no dudó ni un segundo. Agarró firmemente la mano de Jimin y comenzó a tirar de él hacia la salida. El señor Jeon se quedó petrificado, observando cómo se alejaban. Sus ojos se fijaron en la espalda de Jimin, en la forma en que se movía. De repente, una imagen se formó en su mente, borrosa pero persistente.

-"Park Soo-jin"- murmuró, casi para sí mismo.

Un asistente se acercó, interrumpiendo sus pensamientos. -Señor, sus invitados lo esperan-. El anciano asintió distraídamente, disculpándose por la interrupción.

Sin embargo, en su mente, solo había un pensamiento: Jimin. Tenía que saber más sobre él. Girándose hacia su asistente, ordenó con voz firme: -Quiero que investigues a ese joven, Park Jimin. Deseo conocer todos los detalles de su vida -.

Jeon se detuvo, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Se giró hacia Jimin, sus ojos llenos de preocupación.

-Lo siento mucho. No tenía idea de que las cosas se pondrían tan feas -, dijo su voz temblorosa.

Jimin sonrió débilmente. -No te culpes. Fue una sorpresa para todos -. Se acercó y colocó su mano sobre la mejilla enrojecida de Jeon. -Oye, ¿estás bien? Parece que te dolió bastante -.

Jeon asintió lentamente, sintiendo el calor de la mano de Jimin en su piel. -Sí, es la primera vez que mi abuelo me pega. Me tomó por sorpresa -. Se quedó en silencio por un momento, sus ojos fijos en los de Jimin.

-¿Crees que me odia? - preguntó Jeon, su voz cargada de tristeza. Jimin se detuvo, estudiando la expresión de Jeon.

-No lo creo, Jeon. Tu abuelo solo estaba muy molesto. Seguro que se le pasará con el tiempo -, respondió, tratando de sonar lo más convincente posible. Una suave sonrisa iluminó su rostro, disipando un poco de la tensión que había en el aire.

-Vamos, creo que necesitas descansar -, dijo Jimin, tomando suavemente la mano de Jeon. Se dirigieron al auto, sumergiéndose en un silencio cómodo. La suave luz de la luna se filtraba por las ventanas, creando una atmósfera íntima. Jimin no podía evitar sentir una conexión profunda con Jeon, una conexión que había crecido a lo largo del día.

-Señor, lléguenos a la casa del joven Jimin -, indicó Jeon al chofer. Al llegar, Jimin agradeció al conductor y se volvió hacia Jeon.

-Gracias por traerme a casa. Parece que la cena no duró mucho -, dijo con una sonrisa tímida.

Jeon asintió, su mirada fija en Jimin. -Lo siento de nuevo por meterte en esto -. Jimin negó con la cabeza, su corazón latiendo con fuerza.

-No te preocupes -, respondió, su voz apenas un susurro. -Mañana vendré a buscarte para que te mudes a mi casa -, dijo Jeon, con voz firme. Jimin asintió, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Se inclinó hacia adelante y le dio un suave beso en la mejilla.

-Buenas noches, Jeon -, dijo, antes de abrir la puerta del carro.

Jeon se quedó estático, el corazón latiéndole a mil por hora. No había anticipado ese beso, tan suave y repentino, que lo dejó sin aliento. Cuando reaccionó, Jimin ya había desaparecido dentro de su casa. Sonrió y le indicó al chofer que siguiera mientras elevaba la mirada hacia la luna.

-Creo que la luna se pondrá celosa -, murmuró para sí mismo, -porque desde que entraste en mi vida, no puedo ver otra cosa más que a ti -. Apoyó la cabeza en el respaldo del asiento, una sonrisa boba dibujada en su rostro.

Mientras Jeon se sumergía en sus pensamientos, su teléfono vibró. Era un mensaje de Jimin. -"Lo siento, fue impulsivo. No quería que te sintieras incómodo" -. Jeon sonrió al leer el mensaje, pero una parte de él anhelaba más que una disculpa.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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