Capítulo 9.

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Había pasado una semana desde que Samuel y Alex no estaban. Una semana que para Guille y Frank había sido horrible. Aunque Guillermo se había convencido de estar bien, lo disimulaba bastante, pero por otro lado, Frank estaba devastado, y esta noche lo estaba peor.
Era la noche de lectura en la biblioteca y casi todos se hallaban ahí, excepto por Mangel que venia llegando con una cara de preocupado.
-Estoy preocupado -le dijo a Guillermo con angustia.
-Relajate, yo te la cuento. Él sufrió un accidente y perdió la memoria, y comprando libros se encontró con...
-¡No! Frank está muerto -le dijo muy angustiado.
-¿Qué?
-Bueno eso creo.
-Llama a un profesor.
-¿Podemos ir? -le preguntó Rubén a Guille-. Por favor, por favor. Te lo pido con todo mi corazón.
Guillermo suspiró y accedió a ir con ellos.
-Bien. Guardame los asientos y cuentame todo lo que me pierda -le dijo Guille a Cheeto.
-Está bien.
-Cadáveres, cadáveres, cadáveres -repetía Rubén en el camino.
Cuando llegaron hasta el salón donde se encontraba Frank, lo vieron ahí, tirado.
Guille se acercó, le tomó el pulso y checó si respiraba.
-No está muerto.
-¿En serio? -preguntó Mangel.
-He visto suficientes muertos como para saberlo.
Guillermo tomó el pequeño frasco de pastillas vacías y se las dio a Mangel para guardarlas.
-No podemos dejar que lo lleven al psicólogo.
-No, en serio no -dijo Rubén-. Es lo peor. No se lo desearía ni a quienes lo administran aunque eso seria poético en cierto modo.
Frank y Mangel lo levantaron con mucho cuidado. Sabían que Frank había intentado suicidarse porque ya no veía a Alex, yen parte el sentía culpa.
Lo llevaron hasta el baño y ahí estaban.
-Bueno, tenemos que hacer que vomite -dijo Mangel.
-Saber que hacer no hará que le meta los dedos en la garganta para que vomite -dijo Guillermo.
-Tal vez deberías meterte los dedos tú mismo. Cuando alguien ve vomitar a otro, te dan ganas a ti también -dijo Rubén.
Mangel sabía que ninguno de los dos seria capaz de hacerlo, así que lo hizo Mangel.
-¡Qué asco! -reprochó Mangel.
-Sí, pero mira todas esas pastillas.
-¿Debemos meterle una aguja en el corazón? -le preguntó Rubén a Guille.
-Esto no es "Tiempos Violenos", y eso no es heroína.
-¿Entonces por qué no despierta?
-Porque tomó un montón de pastillas como si fueran Tic-Tac, y pesa veinte kilos. Debemos asegurarnos de que este respirando y si no lo hace hay que darle reanimación.
-Oye, si hay que hacerlo tu le das respiración de boca a boca -le dijo Mangel aún mareado por el vomito.
-¿Por qué tiene que pasar esta mierda en la noche de lectura? -se quejó Guille.
Esa noche todos se quedaron con Frank para asegurarse de que estuviera bien.
Aunque aún no despertaba, lo llevaron a la escuela tratando de que nadie se diera cuenta de lo sucedido.
-¿Qué pasó? -dijo finalmente Frank despertando.
-Tomaste muchas pastillas.
-Me siento cansado -les dijo Frank.
-Sí, pero mira el lado bueno, no vas a enfermarte como por un mes.
Todos rieron y abrazaron a Frank. Él más que Guillermo estaba triste porque se habían ido.
Guillermo sabia que Frank era incistente, y que si no hacia algo pronto él volvería a hacer lo mismo.
Así que Guillermo se dispuso a hablar con el director para hacer algo al respecto, tal vez no funcione, pero no perdía nada con intentarlo. Él al igual que Frank estrañaba mucho a Samuel y Alex, y ahora trataría de que volvieran.

Yo Antes de Ti  «Wigetta»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora