Cada una era una herida en su alma, eso es lo único qué sabia. Sus presencias se basaba a la confrontación a cada una de esas cosas que le hicieron daño en su vida. Lia había escuchado eso en cada uno de sus psicólogos. Que debía de sanar esas heridas para vivir su realidad. Que tener amigas imaginarias a los 24 años no era algo normal, que dejaban de ser solo un amigo porque eran una enfermedad.
Sin embargo, no podía simplemente decirles que se vayan y seguir su vida como si nada. Ni siquiera tenía el valor de decirlo en voz alta. Es por eso que cuando sus doctores le daban una larga charla sobre el porqué debería de mejorar y dejar de imaginarse esas cuatro chicas, ella los escuchaba con atención, asistía con la cabeza y luego de que el doctor se callara, esperando su opinión, ella miraba a su lado.
—Sabes que solo dijo todo eso porque quiere tu dinero, ¿no?—le dijo Yuna, siempre tenía algo distinto que decir en esas situaciones—. Además, se contradice—observó como Yuna caminaba para ponerse detraer del hombre—. Dice que es una enfermedad cuando causan estrés y afectan la capacidad de funcionar normalmente, hasta lo anotó, ahí—lo apuntó con su dedo—Nosotras no somos eso.
Lia bajó la mirada cuando Yuna comenzó a examinar con asco al doctor.
Si no fueran una enfermedad no estaría sentada en ese lugar. Pero no podía decirle que a Yuna que sus ataques de ira, junto con los ataques de celos de Ryujin fueron la que siempre las traían a un psiquiatra capacitado para tratar criminales. No es que Lia lo fuera, claro que no, ella solía ser tan calmada que no llamaba la atención. El problema era cuando Yuna se enojaba tanto que terminaba hiriendo a personas a través del cuerpo de Lia.
Miró la venda que rodeaba su mano por las heridas que tenía en sus nudillos y dorso. Yuna tenía las mismas heridas, junto con el del su labio, el ojo morado y el cabello desordenado. Ambas se encontraban igual por culpa de Yuna. Es por eso que negó con la cabeza ante las palabras del doctor, haciendo sonreír a su amiga.
—¡En tu cara, hijo de puta!—le grito Yuna a la oreja del hombre—. Siempre ganamos.
—Agradezco sus servicios—dijo Lia y miró hacia atrás, donde se encontraba Yeji con sus lentes gruesos y su extraño vestido azul, Ryujin con su traje formal, Chaeryeong con su inocente vestido amarillo. Las tres igual de atentas que Yuna a su respuesta—. Pero creo que puedo hacer esto sola.
—¿¡Como que esto sola!?—exclamó Yuna quien fue corriendo a su lado—¿De qué mierda estás hablando?—le agarró el mentón, obligando que la viera a los ojos. Seguía llevando el uniforme escolar del día que la conoció.
—Yuna—suspiró Chaeryeong—. Tiene edad para dejar de necesitarnos—dijo con amabilidad.
—¡Claro que no! ¿Cierto Ryujin?
—Has sobrevivido 16 años gracias a nosotras, Lia. No puedes vivir sin nosotras—dijo Ryujin.
Lia asintió con la cabeza y volvió a mirar al doctor que estaba atento a cada gesto de su paciente. Curioso de que podría decir su propia mente sobre ella misma.
—¿Solo debo de sanar las heridas para comenzar a dejar de verlas?—le preguntó al doctor.
—Podemos partir con eso, si no quieres consumir medicamentos.
—Entonces volveré cuando lo necesite—dijo al levantarse.
—¿En serio lo harás?—preguntó Yuna, enojada—¿¡En serio quieres deshacernos de nostras!? ¿¡DE MÍ!?
—Yuna, cálmate—Chaeryeong la agarró para que no le hiciera daño a Lia.
—No te enojas tanto, ni siquiera lo logrará—dijo Ryujin con un tono burlón.
Lia se tapó los oídos al comenzar a escuchar como las tres discutían entre sí. Yuna cada vez gritaba con más desesperación. Salió del lugar, sufriendo por las peleas de su mente y se arrodilló sin siquiera importarle el cómo la mirarían la gente de la sala de espera. Va a ser difícil luchar contra ellas, cada una representaba una herida, eso era lo único qué sabía de ellas y ¿Como se podría ganar una pelea contra su propia cabeza?
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Imaginary Friend [ITZY]
FanfictionTener amigos imaginarios a los 24 años es algo que Lia sabía que debía de tratar y dejarlos, pero antes de eso, tiene que hacer algo.