── f i v e ──En cuanto los primeros rayos de sol se colaron por la habitación de la Hufflepuff, se quejó por no haber cerrado las cortinas la noche anterior. Se removió en la cama, buscando la manera de cubrirse con las sábanas y esconderse de la luz del sol. Cosa que no fue posible.
Soltó una maldición en lo que se levantaba de su cama y con flojera se encaminó hacia su ventana para cerrar la cortina con fastidio. Suspiro mas tranquila cuando la oscuridad abarcó toda la habitación, aunque era molesto que la luz traspasara solo un poco las telas marrones. Bostezó con cansancio y se dio vuelta para volver a la cama, pero se espantó y soltó un grito al ver una figura masculina en su habitación. Corrió a encender la luz y juro que se le iban a salir los ojos debido a como los abrió cuando vio a Mattheo Riddle en sus aposentos, sin camisa y sin zapatos. ¿Paso la noche ahí?
—Hola. —Mattheo saludó con una enorme sonrisa plasmada en su rostro.
—¿Qué. Carajos. Haces. Aquí? —preguntó entre dientes, mirando con rabia, mucho más que eso al Riddle menor.
Iba a matarlo si él se quedó a dormir en su habitación, en su cama, usando sus sábanas. Le daban ganas de vomitar de solo pensar en que compartió el mismo espacio que ese baño público. Tendría que cambiarse de habitación. De escuela, si era posible.
—Sé que lo dije anoche, pero tu cama es la mejor de todo Hogwarts. Mierda, tienes que decirme donde la compraste.
Gwen sufrió un tic de ojo al ver la tranquilidad con la que Mattheo hablaba. Eso no era normal. Él no era normal. Cubrió su cara con sus manos y soltó un largo gruñido que le causó una risita al Slytherin. Sin esperárselo, Gwen agarró lo primero que vio y se lo tiró. Mattheo lo esquivó.
—¡Lárgate! —gritó y empezó a tirarle lo que encontraba. Mattheo saltó de su lugar cuando la vio tomar su varita y apuntarlo. Sin tener chance de tomar sus cosas, caminó de espaldas hacia la puerta en lo que trataba de tranquilizar a la Hufflepuff que parecía explotar de la rabia—. Puedo aceptar que te metas conmigo, y digas cualquier estupidez que tú pendejo cerebro pueda pensar de mí, pero esto Mattheo Riddle, ¡voy a matart-...
Mattheo se espero que cualquier hechizo que Parker fuera a tirarle pero, este nunca llegó. Abrió los ojos lentamente para encontrarse a la Hufflepuff observando con el ceño fruncido su pecho desnudo. Sonrió maliciosamente.
—¿Te gusta lo que ves, Parker? Lamento decirte que, no eres mi tipo.
—¿Por qué tienes tantas cicatrices? —observó con detenimiento cada marca en su pecho, hombros, clavícula. Lo rodeó y notó como en su espalda tenía muchas más—. Son... demasiadas.
Mattheo borró de inmediato la sonrisa que tenía y carraspeó incómodamente. Nadie se había fijado en eso de él exactamente. Tenía otras cosas... más interesantes. En fin, su cuerpo sufrió un escalofrío al sentir el suave toque de las yemas de los dedos de Gwen tocando su espalda. Se alejó de inmediato cuando ella tocó una que aún no cerraba. La miró extrañado, con el ceño fruncido. Pero Gwen no le importó.
—No te muevas. —le ordenó y corrió rápidamente al baño.
Mattheo sin saber porque se quedó quieto en su lugar como la chica se lo dijo. Tenía curiosidad por lo que ella fuera a hacer. Así que cuando ella regresó con un kit de emergencias, frunció el ceño.
—Siéntate en la cama. —el chico se le quedó mirando y Gwen suspiró—. Se te va a infectar. ¿Sabías que puedes morir por una herida infectada? —Mattheo iba a refutar—. Incluso si es diminuta. —le ganó al decir lo que Mattheo tenía en mente—. Ve a sentarse.
Él dudó pero aún así, caminó hacia la cama de la chica y se sentó en esta. Observó con Gwen caminó también hacia la cama y se subió en esta, sentándose detrás de él sobre sus piernas para quedar a la altura de la herida de Riddle, pues esta aún sentando era un poste de luz.
Gwen limpió con cuidado la herida, con total concentración en su trabajo. Dejando una mano en el hombro de Mattheo, provocando que este sin saber porque se removiera nervioso en su lugar.
—No te muevas. —pidió Parker en un tono de voz suave. Con el chico ya quieto, bañó el algodón en alcohol—. Esto dolerá. —aviso antes de pasar delicadamente el algodón por la herida. Mattheo no se quejó ni se movió, cosa que a Gwen le pareció extraño—. ¿Qué no te duele o qué?
—El dolor es para débiles. —dijo con arrogancia. Gwen rodó los ojos y preparó su puño para estrellarlo contra la espalda de Riddle. Él soltó un quejido—. ¡Au! ¿Qué mierda, Parker? —volteo a verla con una mueca.
Ella río. —¿Te dolió? —Mattheo asintió obvio—. Eres débil entonces.
Mattheo enserió el rostro. —No eres graciosa. —Gwen le sacó la lengua.
Después de un rato siguiendo limpiando su herida, Gwen no pudo quedarse callada y con su duda.
—¿Por qué tienes tantas cicatrices? —preguntó vendando con cuidado.
Mattheo esbozó una sonrisa ladeada, observando sus cicatrices con una mezcla de orgullo y nostalgia.
—Cada una es un trofeo —dijo, y su tono tenía un toque de desafío—. Cada marca representa una pelea ganada, un reto superado. A veces no fue fácil, pero aquí estoy, ¿no?
Gwen se detuvo un momento, apretando la venda con un cuidado casi exagerado. Luego, sin mirarlo a los ojos, murmuró:
—No tienes que vivir coleccionando cicatrices.
Él levantó una ceja, divertido, como si ella acabara de decir algo absurdo.
—¿Por qué no? Cada una de estas es una victoria. Son marcas de peleas que no me rompieron. Me gusta pensar que son pruebas de mi fuerza.
Gwen finalmente alzó la mirada, y cuando él giró a verla, Mattheo notó en sus ojos un destello de tristeza. No de lástima, sino de alguien que realmente se preocupaba.
—¿Pruebas de qué? —preguntó ella suavemente—. Cada vez que te hieres, pierdes algo. Sangre, tiempo, paz... No tienes que demostrarle al mundo que eres fuerte con más heridas.
Riddle abrió la boca para responder, pero no encontró las palabras. No estaba acostumbrado a que alguien cuestionara su visión. Para él, aquellas cicatrices eran símbolos de sus logros, pero Gwen lo estaba mirando de una manera diferente, y aquello lo desconcertaba.
—Al final de todo, es tu vida —añadió Gwen al fin, bajando la mirada para terminar de ajustar la venda—. Pero vivir no es solo sobrevivir peleas.
Sus palabras cayeron como una verdad pesada entre los dos. Mattheo desvió la mirada, sin saber cómo responder. Por primera vez, alguien cuestionaba su orgullo en esas cicatrices, y aunque no quería admitirlo, la idea de protegerse y elegir sus luchas lo dejó pensativo.
En cuanto Gwen le quitó las manos de encima, Mattheo saltó de la cama y buscó sus zapatos y su camisa para ponérselas. No la miró ni le agradeció sino que simplemente salió de la habitación, con su mente confundida. Gwen enarcó una ceja pero no dijo nada más y se metió a su baño para darse una ducha y empezar su día.
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𝘿𝘼𝙉𝙂𝙀𝙍𝙊𝙐𝙎 𝙂𝘼𝙈𝙀 ; mattheo riddle
Fanfiction──DANGEROUS GAME ; mattheo riddle by; venus