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Sali de la sala sintiendo mis manos temblar y mi garganta cerrandose, volvi a activar la música y baje las escaleras.
No podia, simplemente no podia estar en el liceo.
Nadie me hablaba, todos se reian de mi o murmuraban weas feas sobre mi, hasta escribian cosas en los baños.
Entre a inspectoria y me sente en una de las sillas a esperar a la tia Romina.
— Sophia, mi niña, que paso?
— M-me siento mal, tia— Respondo a la tia Fernanda, senti mis ojos picar y los cerré.
— Puxa hija, y la vienen a buscar?
— Si, y-ya le hable a una de las tías.
Prefiero estar en el hogar que aca, y eso es mucho.
La tia me dio aguita y yo me fui tranquilizando, vi por las ventanas el pasillo del liceo, vi a niñas con sus amigas, parejas, amigos riendose. Cuanto deseaba eso.
Volver a sentir eso.
— Hija, como ta?
La toa Romina se acerca a mi preocupada con los brazos abiertos, el nudo en la garganta volvio y con eso mi llanto.
— Tia me quiero ir.
— Ya ya, nos vamos, gracias.— Se despidio de los inspectores y abrazadas salimos del liceo.— Ya, cuénteme.
— Pucha po tia, yo estaba tranquila, dandolo to, hasta que me llego un mensj al ig, me meti — Tosi pa aclarar mi garganta— y era de un grupo de confecione, decian weas de que me matara, que era una puta, que provocaba a los wne y que yo les quitaba los pololo a las niñas, y eso e mentira po! me da rabia!
— Pucha hija, eso son cabro que no tienen nada ma que hacer.
— Ya pero porque contra mi? no le hago nada a nadie...— Limpie mi lagrima con cuidao de mis pestañas.
— No se como ayudarte, chanchita.
Caminamo hasta el paradero y tomamo un colectivo, la tia me seguia abrando hasta llegar al hogar.
