Decir adiós siempre es duro, independientemente del contexto en el que pronunciemos esas cinco letras, cada una de ellas deja un dolor difícil de curar. Echar de menos puede ser una de las cosas más duras que afrontemos a lo largo de nuestros días, pero a la vez, puede ser realmente bonito, porque extrañar a alguien a quien queremos, también es una manera de amar.
Pero separarte de alguien cuando no quieres hacerlo no es bonito, ni mínimamente placentero, más bien provoca una hemorragia en nuestro corazón que solo sana cuando volvemos a tener a esa persona frente a nosotros.
Toledo, viernes 19 de Junio de 2008
Dieciséis años antes del reencuentroTras recibir las notas de fin de curso, ese día era la despedida del colegio. En lugar de hacer una fiesta con baile en la que todos los alumnos fueran vestidos de manera elegante, el evento que llevaban a cabo en aquel sitio era una obra de teatro. Fina esperaba impaciente a la hora de entrar al pabellón de actos y contemplar el arte en directo. Las actividades lúdicas, que tuvieran que ver con actuaciones y obras de teatro, jamás llamaron la atención de su padre así que, a la edad de doce años, sería la primera vez que tendría frente a ella un escenario.
La morena había pasado el último año abriendo su repertorio musical, pese a no abandonar a su adorada Malú. Siguiendo unos rumores había encontrado varias canciones de Vanesa Martín que le habían encantado y que ahora reproducía en bucle. Se maldecía en parte por encontrar a Marta en varias de sus canciones, aunque era algo con lo que no podía luchar y empezaba a asumir. Su amiga le gustaba, era un hecho más que comprobado, aunque el temor a un rechazo por su parte, y por el resto del mundo, no desaparecía.
El trato con su padre había mejorado desde el día en que alzó la voz en el despacho del director, mientras su madre seguía siendo la persona más cercana que tenía. A menudo deseaba preguntarles qué pensarían si supieran que su hija sentía cosas por una chica, pero el temor a una posible reacción negativa era más fuerte que su necesidad de contarlo. Marta era su amiga, la persona más especial que conocía, y se prometía a sí misma cada día que jamás pondría en peligro su unión.
La señorita De la Reina había visitado varias veces el cine y algún teatro humilde con sus padres y le encantaba perderse en cada representación, apreciando su belleza y moviendo su cuerpo al son de la música. Era una sensación que la hacía sentirse desinhibida y transportarse a otro planeta, y aquel día deseaba más que nunca compartirlo con Fina.
Saber que se acercaba el fin de las clases no era sencillo de afrontar, Marta era conocedora de que los meses de verano sus planes y los de su amiga eran totalmente distintos. Todavía no se habían despedido y ya empezaba a echarla de menos, sintiendo que esa esperanza de tenerla como algo más que su amiga no desaparecía nunca.
En la puerta del salón de actos empezaron las despedidas, aquel día terminaba el colegio, ese lugar en el que habían compartido mil cosas y habían crecido un poquito más. El grupo de amigos esperaba impaciente la cola para entrar hablando de lo que harían los siguientes meses.
-Mañana nos vamos a la casa de la sierra y desde allí iremos a Huelva, es la época de la fresa -dijo Carmen muy contenta.
-Pensé que la recolecta de la fresa terminaba ahora en junio -contestó Claudia.
-Pues eso, ahora que la han recogido yo voy y me la como. Además, mis padres me han prometido que voy a ser capitana de un barco -sonrió orgullosa-, ya os contaré los detalles en el campamento de deportes del club.
-Yo no voy -contestó Claudia-, hay unas convivencias cristianas y mis padres me han apuntado cuando volvamos de Cádiz.
-¿Habrá niños?
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Toda la vida
FanfictionEste relato, ambientado en la actualidad, nos narra la historia de Marta y Fina desde la tierna edad de dos años, su infancia, pubertad, y la manera en la que descubren lo bonito que puede ser el amor. Para mantener su unión, tendrán que lidiar con...