Answer.

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"Debes estar loco para pedir eso, pequeño humano"

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"Debes estar loco para pedir eso, pequeño humano". Su encantadora voz se escuchaba, tan alta qué sentía que todos la escucharían y no le importaba, por primera vez había recibido una respuesta a su llamado.

"Lo estoy después de que no contestaras estos años, querido Dios". Habló de nuevo queriendo escuchar más, más de su voz, más de su Dios.
Sus manos apretandose entre si cada vez más, con impaciencia.

Mordía su mejilla con desesperación, sentía que si no escuchaba más de él quedaría muerto en decepción. Megumi añoraba y rogaba a Dios como siempre lo había hecho. Buscando su salvación en muerte propia y ajenas.

Megumi deseaba morir y que otros lo hicieran.

"Entonces lo haré, pero a un nivel superior, mi humano". Megumi gimió complacido, sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas cristalinas, caían por sus mejillas una tras otras, decorando su piel de cristal.

Pasó sus manos a su rostro limpiando las lágrimas que no paraban de caer, Megumi tan complacido entonces cayó, el suelo frío tocó su delicado rostro, sus ojos cerrados en cansancio, Megumi se había desmayado tan pronto había sentido una felicidad.
Abrió sus ojos impaciente sin embargo no se encontraba en su habitación tirado en el frío suelo.

"Vaya que eres pequeño, mi humano". Su encantadora voz se topó de nuevo con los oídos de Megumi. Buscó de un lado a otro buscando ver el rostro de la Divinida.

La mirada de esmeraldas puras de Megumi encontró el rostro de su querido Dios, su piel pálida, suave a la vista como si fuera porcelana. Sus ojos tan brillantes mirando curioso a Megumi, azules tan profundos a pesar de ser de color claro, sus labios delgados de un color naturalmente rosados y por supuesto, su blanquecino cabello, tan blanco que podía verlo brillar cegando su mirada.
Tapó con su antebrazo el resplendor qué emanaba, con sus mejillas rojas miró al enorme rostro que se posaba frente a él. La suavidad en sus piernas le hizo saber que se encontraba en las manos del Dios.

"Eres tan perfecto". Soltó involuntariamente, su mirada fija en la Divinidad sin poder apartar su mirada.

"Lo soy, después de todo soy una imagen perfecta de lo que podrían ser ustedes". Dijo sin pudor, examinando el pequeño cuerpo en sus manos, sonrió y acercó sus manos con el cuerpo a sus labios.

Dejó un suave beso en la cabeza y rostro de Megumi, desarreglando su cabello para después alejarse con tranquilidad.
Megumi tan encantado había sentido el beso como si fuera una hermosa nube chocando su rostro.

"God, please help me".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora