PRÓLOGO:Los ojos que nunca miraron hacia mí

13 1 1
                                    

Lucía siempre creyó que el amor era algo reservado para aquellos que sabían brillar, para quienes tenían algo especial, algo que hacía que todos se acercaran. Y aunque ella lo deseaba, se sentía invisible.La mayoría del tiempo, pensaba que tal vez había algo en ella que no era suficiente. No era bonita, no tenía una personalidad arrolladora ni sabía cómo hacer que las conversaciones fluyeran de manera natural.

A lo largo de su vida, los chicos que cruzaron su camino le ofrecieron ojos que parecían tener todo lo que necesitaba. Ojos marrones, suaves y acogedores, como el sol en una tarde cálida; ojos negros, intensos, profundos, que susurraban secretos que nunca llegó a conocer; y ojos verdes, esos que la miraban con una fascinación inexplicable, pero que siempre se apartaban en el momento más crucial, como si tuvieran miedo de lo que podría suceder si se quedaban más tiempo.

Esos ojos, esos chicos, se desvanecían como si el amor fuera algo que solo sucedía en la distancia, como una fantasía que nunca podría tocar. Y cada vez que alguien la dejaba atrás, la sensación de no ser suficiente se le clavaba en el pecho, aún cuando no quería admitirlo. ¿Será que estoy condenada a no ser vista nunca? La pregunta recorría su mente como una sombra, y aunque quería creer que el amor algún día llegaría, su corazón se sentía demasiado frágil para aceptar la posibilidad.


Colores del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora