La policía estaba cerca de iniciar un interrogatorio en el pórtico de la casa. Orm debía actuar rápido, antes de que las dudas de la policía ganaran. —Salí por la ventana porque estoy castigada. Por eso estoy aquí. — Una mentira piadosa, últimamente eran la moda a seguir de Orm.
—Vaya, ¿Qué hizo la inocente Orm Spimplings para ser castigada?
—No hacer la tarea. — Una de las madres mencionó en la puerta, sobresaltando a las chicas que con una mano al corazón se calmaron. Ambas mujeres sonreían traviesas. La policía sonrió, enderezando la espalda. —¿Quién es esta señorita encantadora?
—Saludos, mi nombre es Ling. Soy la nueva vecina y conozco a Orm de la universidad. Estaré aquí para lo que necesiten. Soy policía.
—Guau. Policía. — Las mujeres enfatizaron, mirando letal a la niña de sus ojos. Orm sólo se mordió el labio prediciendo el sermón que recibiría en la cocina después de dejarla entrar.
Acertó, aunque no del todo.
Mientras Lingling esperaba en la mesa familiar, las madres exigían una explicación. Estoicas y cruzadas de brazos. —¿Necesitan que vaya al supermercado por algo? — Orm se hizo la tonta. Pero obvio no funcionó. Gritaron su nombre más fuerte.
—Ay, ok, no pretendía hacerme amiga de una policía, pero ella es amable y gentil. Además, no sospecha nada.
—Ok, pero, ¿Por qué sigues pasándote con ella? Es peligrosa, Orm.
—Oigan, lo sé, no soy una niña. No haría nada que nos pusiera en riesgo. Es sólo que... Así surgieron las cosas. Todos en la escuela me culparon por la muerte de Engora y yo ayudo para salvarme a mí también.
Las madres compartieron una consternada mirada.
—Por favor. — Orm rogó.
—Está bien. Sólo ten cuidado. — Todos se envolvieron en un gran abrazo familiar. Tras devolverles el abrazo, Orm regresó con Ling en la mesa.
—Mis mamás vendrán enseguida. Insistieron en cocinar.
—Dios, no tenían que molestarse.
—Tranquila. Nada de lo que dijeras podía evitarlo. Lo llamo el Cocinalipsis.
—Ingenioso. Oye, yo también tengo un gato.
Perla saltó al regazo de Ling. frotándose en su pecho. Orm la amenazó con guardar silencio y Perla obedeció con maullidos. —Esta es Perla. ¿Cómo es tu gato?
— El mío es Robin. Es un caso. Ahora que vive con Mae tengo que velar que no mate a Mae.
—¡Cierto! ¿Ella cómo está?
—Tiene mente de perro, pero se las apaña sola. Cada que salgo me espera sentada frente a la puerta. Debe estarlo haciendo ahora mismo.
Ambas rieron. Perla saltó al regazo de Orm, aferrándose a sus hombros para susurrarle al oído: —Me agrada. Quiero conocer a Robin.
— Contrólate, gata celosa. — Orm le susurró para atrás. Ling recibió una foto con Ciize en el bosque sosteniendo un rifle, el texto leyendo: 'Cazando a la bestia de Cloan. ¿Te nos unes? XX' Pero la policía guardó el teléfono en el momento en que aparecieron las madres.
—Espero que tengan hambre porque hemos hecho un buen estofado de res. ¿De qué hablan?
—Le decía a Orm sobre mi gato.
—¿Ah, sí?
Continuaron hablando hasta que Orm la acompañó a su casa para conocer al gatito Robin. Una vez entraron, Mae tacleó a Ling, llenándola de besos. Orm carcajeó detrás de la mano. Un gato negro y delgado apareció, frotándose en sus pies. Pidió ser cargado por ella y ella cumplió su petición. Abrazándolo. Porque las brujas y los gatos tenían una conexión especial. Ambos podían ver lo que los humanos no, ambos eran marginados.
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ECH; LingOrm
FantasyEn la época actual, los brujos y la magia están prohibidos debido a un trágico incidente de años atrás. Orm Spimplings es la única bruja del pueblo y ha ocurrido un asesinato en su escuela. Quiere ayudar a la policía... ¿Pero podrá usar magia sin qu...