Capitulo #1

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Desperté un sábado por la mañana al escuchar mi móvil sonando. Lo miré ,ví que eran las siete de la mañana y que José me estaba llamando. Contesté porque se que ese pendejo que tengo por mejor amigo seguiría llamando.

-Hola tío, ¿cómo vas?- me pregunta feliz.

-¿Por qué tan feliz , gilipollas!? Son las 7 de la mañana y tu llamando-. Le respondí con un tono muy serio, el no necesita explicaciones de porque estoy enojado. Creo que ya se acostumbro a mi mala actitud.

-Tranquilo chaval, te quería contar que me he encontrado unas gemelas, están buenísimas y conseguí una cita doble con ese par-.

-No José, no quiero más prostis, ¿cuánto les pagaste?-. Dije con tono burlón.

-Joder, cuántas veces tengo que decirte que no pago por sexo, solo me las  ligo.- Dice mientras se ríe.

-Claro, tu ligando. ¿Y a que hora me tengo que despertar?- pregunté burlandome.

-Esta bien, solo les dije que íbamos a una cita doble con Alejandro y ellas me dijeron que si-. Me llamaban por mi nombre, menos José, le prohibi que utilizara mi apodo frente a la gente, además todos me conocían, por lo fuerte que era, por lo atractivo que era y por lo bien que follaba, algunas veces por mi dinero, pero eran las veces que más odiaba, no lo odiaba porque quería que me quisieran, lo odiaba porque me estaban utilizando, y como ya dije, yo las utilizo a ellas, no ellas a mí.

-Bueno, ¿dónde quieres que nos veamos?- pregunté.

-En el bar de Cristobal, ahí estaré con las dos chiquitas listas para ser folladas.- Cristobal era un amigo nuestro, ojos negros,pelo café y bastante alto. No era el ligón pero no le iba mal. Su bar era nuestro sitio de reuniones, ahí tenía sexo con las que encontraba.

No me gustaba llevarlas a mi casa, eran de una noche, nadie especial, además la única persona por la que pelearía sería por José.
Pocas personas conocen la ubicación de mi casa: José, Cristobal, y Marcos.

-Adiós, ahí te veo-. Contesté.

Me levanté de mi cama, fui al baño, me cepillé, y me bañé.

 Decidí esperar en casa hasta que fuesen las nueve para salir, así que me pase el dia jugando X-box y escuchando dubstep.

Antes de salir me eché desodorante y  una loción carísima que había comprado cuando fui con José a Italia. 

 Me puse una camiseta negra, pantalones rojos y unas zapatillas blancas, unas gafas de aviador y un reloj de oro.

Esperaba comer algo en el bar de Cristobal así que no iba a cenar.

Cogí las llaves de mi Ferrari 458 Italia del jarrón de la mesa, eso si es un coche. Fui directo al bar de Cristobal.

Cuando iba de camino quería unos cigarros, ya que en el bar de Cristobal por muy raro que sonase él no vendía cigarros, le recuerdan a la enfermedad de la que murió su padre (cáncer de pulmón).

Me detuve en una gasolinera y cuando iba entrando, estaba mirando mi móvil, inspeccionando los cuerpos de esas tales gemelas que José había dicho.

De repente alguien chocó conmigo.

-Qué te pasa acaso estás ciega niña?-.

-Eres un idiota, que crees que debería arrodillarme y pedir perdón?-.Esas palabras no las escuché ya que al verle a los ojos, quede petrificado, eran los ojos más hermosos que había visto en mi vida, eran color verde claro, me miraban con furia, pero yo no hice caso, no le hablé, ella pasó por mi lado y se fue. Al dar media vuelta vi que tenía un gran culo, lo cual me encantó.

Mil Amores: Mil DoloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora