Capítulo#10

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Me quedé unas cuantas horas con el perro, hasta que Giovanna se fue.
Al escuchar la puerta principal cerrarse, alisté todo, antes de ese momento, había bañado al perro, en mi baño, la verdad no me incómodo mucho. Me gustan los perros, pero este es para Mi princesa.
Después de bañarlo, lo emperifollé en loción, lo peiné y le puse un collar, aquel collar tenía un espacio en blanco para el nombre, el número de teléfono y la dirección. Era un collar, que de seguro le gustaría a Lana.
Se me olvidaba, el perro es macho.

Salí de mi cuarto lentamente, caminando en puntillas con el perro en mis brazos, fui a el cuarto de Lana, abrí la puerta lentamente. No había nadie, de seguro Lana salió con Giovanna, joder! Ahora que haré? El perro ya estaba listo para la "entrega", pero ahora, qué hago con él?

Escuché la puerta principal abrirse, casi me resbalo, corría hacia mi cuarto cuando tropecé, a el perro no le paso nada, pero yo me golpeé la cabeza con la pared, no fue tan fuerte el impacto, sin embargo creó un gran estruendo.
Escuché a alguien gritando "Alejandro! Alejandro!"

Desperté en mi cama, fue muy extraño, no creo que Giovanna o Lana tengan fuerza suficiente para levantarme y arrastrarme hasta mi cama.

Abrí mis ojos un poco. Espera qué?! Lana estaba acariciando mi cabeza, estaba acostada al lado mío sosteniendo al perro.
Intenté levantarme.

-Espera! No intentes levantarte, primero necesitamos asegurarnos que estés bien-. Espera, esa voz no suena a la de Lana. Cerré mis ojos por unos diez segundos y después los abrí. Sorpresa! No estaba en mi casa, estaba en el hospital, creo que ella me esta afectando, y bastante, no puedo creer que un golpe en la cabeza me haga ver a Lana acariciando me, cuando realmente estoy en un hospital. Viendo desde el punto de vista de otra persona, suena divertido, y para mí también.

Dormí un poco más, no se cuanto pasó.

Cuando desperté, era de noche, lo sabía porque había una ventana al lado de mi camilla. Entonces.... un poco no fue, fue bastante tiempo.

Quiero aclarar, que la primera vez que desperté, estaba de día, casi de mañana.
Miré hacia mi derecha, ahí estaba Lana y José, Lana fue la primera en levantarse, agarró mi mano.

-Hola pequeño dormilón, creo que dormiste de más-.

-Hola- dije con voz soñolienta.

-Hola, estás bien?-. Dijo José.

-No lo sé, que pasó?-.

-Te encontré con un golpe en la cabeza, cuando entré a casa-. Dijo Lana.

-Y como me trajiste hasta aquí?-. Pregunté un poco confundido.

-Yo fui, Lana me llamó, debiste escuchar su voz, estaba casi gritando. Casi me deja sordo de un oído-. Lo dijo mientras sonreía aguantando la risa.

Lana en el momento se tornó roja, me encanta cuando el sentimiento de pena la invade, y no la deja actuar como ella quiere. Se ve muy tierna y linda (esta frase es dedicada a una persona en mi vida).

-Gracias-. Le dije a Lana y a José.

-El... médico dijo que tenías que quedarte hasta mañana, solo quería asegurarme de que estabas bien-. Se tornó más roja aún, como si eso hubiera sido posible.

-En serio gracias, a ti Lana por gritarle a José, y a ti José, por escuchar los gritos de Lana-. Los dos empezamos a reír. De pronto un médico entró por la puerta, todos nos que damos en silencio.

-Al parecer ya has despertado! como te sientes?-. Se le veía bastante amable.

-Bien doctor, gracias-. Exclamé alegre, al parecer, este doctor, me había "pegado" su felicidad.

Mil Amores: Mil DoloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora