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Simón era en un hombre importante y reconocido por su servicio al imperio como un muy importante soldado, pese a que ya se había retirado, aún seguía recibiendo continuas condecoraciones y reconocimientos por sus servicios

Fue un día de celebración, dónde se había instalado una especie de festival en el pueblo dónde se ubicaban Simón Evan y su familia

Simón se enorgullecía de esta, pues no solo tenía una esposa sumamente hermosa de cabello rubio y unos profundos ojos azules, sino también un par de gemelos, niño y niña, de esos mismos profundos ojos azules marinos pero con cabello rojizo sacado de su padre

Había que admitir que estos niños eran un tesoro y contaban con una belleza inigualable

Una que ni siquiera con lodo podía ocultarse del todo

Aquel festival estaba decorado como si fuese un lugar entre abandonado y muy concurrido puesto que tenía telarañas, calabazas con sonrisas un tanto extrañas gravadas, colores morados, naranjas, verdes, negros y rojos, estos últimos mayormente en forma de manchas, además habían varios juegos y Simón, inocentemente, decidió comprar algo de comida para pasar la noche mientras su esposa, Kanna, conducía a sus hijos hacia un juego giratorio

Los minutos pasaron mientras Simón realizaba su compra, contento con lo que había obtenido, pero al mirar a todos lados, no podía divisar a sus niños

El lugar se veía extraño, entonces corrió sin rumbo, hasta que vió a una Kanna tendida en el suelo llorando, pero, los niños no estaban por ninguna parte

—Kanna, dónde.. ¿Donde están los niños? — preguntó Simón, con miedo de la respuesta

—Se... Se subieron al juego y cuando dió la vuelta ellos ya... Ya no estaban... Ellos... Desaparecieron... — tartamudeó, temblando y con los ojos llenos de lágrimas mientras apretaba la tela de su vestido sobre su vientre

Sus hijos

Sus bebés

Había desaparecido así por así...

Estaba en shock, pero estoy fue peor al ver el rostro de Simón

Quién apretaba los puños y estuvo a punto de asentarle un golpe cuando se detuvo, mirando que había gente alrededor

—Vamos a buscarlos, deben estar cerca — dijo, sujetando el brazo de Kanna para ayudarle a levantarse

Recorrieron todo lugar mirando y preguntando a cada persona que se aparecía frente a ellos

Aún así habían varias figuras que continuamente desaparecían, haciéndoseles cada vez más borrosas por lo que lo asumían al cansancio de estar buscando sin parar a sus hijos

Se acercaron a caballeros del imperio para pedir ayuda

Pero en vano

Pues al final de la noche, no hubieron noticias

Poco tiempo pasó para que se corriese la voz de que los preciosos hijos de Simón Evan, los tesoros del imperio después de los príncipes, habían desaparecido

Lo peor fue que aquel festival parecía no haber existido nunca, ya que en cuanto el sol se posó en lo más alto, quienes estaban en el dichoso festival, parecían haber perdido la memoria, pues nadie recordaba la existencia del lugar que ahora se veía como ruinas; un basurero lleno de desechos y ratas, además de ser un escondite perfecto para cualquier malhechor

Simón estaba demasiado dolido para poder lidiar con todo lo ocurrido, así que prefirió volver a casa con su esposa al no obtener respuesta y pedir al emperador ayuda en su búsqueda

Aún sin mucho éxito 

Halloween Special Donde viven las historias. Descúbrelo ahora