Bebe Keene

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La casa estaba inmersa en el suave ajetreo de una familia a punto de recibir a un nuevo integrante. Para Robby y Tory, cada rincón, cada detalle en esa habitación era parte de una promesa de amor, un recordatorio de la vida que habían construido, juntos y con todos sus altos y bajos. Decorar la habitación del bebé se había convertido en el proyecto familiar del momento. Miguel, fiel a su naturaleza sobreprotectora, había asumido el papel de líder de la operación de pintura, mientras que Johnny y Mikey corrían como pequeños tornados, contribuyendo con entusiasmo y travesuras.

Además de ellos, también estaban Sam, Devon y Kenny, quienes ayudaban con la decoración y hacían de la ocasión una fiesta improvisada. Sam, novia de Miguel, había llegado con pinceles y un buen suministro de refrescos, mientras que Devon, siempre energética, ayudaba a mover muebles y a darle toques creativos a la habitación. Kenny, con su habilidad para las tareas prácticas, se había encargado de cubrir el suelo con plásticos, asegurándose de que la pintura no arruinara nada importante.

No era la primera vez que serían padres, el pequeño Zack había llegado mucho antes, pero ahora podían decir que la casa era propia. Y era más de un alivio.

Aun era tan pequeño que Tory dudo la segunda vez que sostenía el rectángulo entre sus manos temblorosas, y luego de hablar con Amanda, quien le dijo que el amor podría repartirse perfectamente entre dos hijos.

Entonces, en menos de un año ya se encontraban a la espera de una niña.

Estaba inmersa en el suave ajetreo de una familia a punto de recibir a un nuevo integrante, un bullicio que mezclaba risas, bromas y el sonido de pinceles contra la pared. Para Robby y Tory, cada rincón, cada detalle en esa habitación era parte de una promesa de amor, un recordatorio de la vida que habían construido juntos, llena de altos y bajos que los habían llevado hasta este momento tan esperado.

El proyecto de decorar la habitación del bebé se había convertido en una actividad compartida, en una excusa perfecta para unir aún más a la familia y a los amigos. Miguel, con su habitual sentido de responsabilidad y su tendencia a ser sobreprotector, asumió el papel de líder de la operación de pintura. Con su carácter siempre atento, Miguel se aseguraba de que todo estuviera bajo control, aunque eso significara repetir mil veces a Johnny y Mikey que tuvieran cuidado con los rodillos llenos de pintura.

— ¡Papá, Zack , la pintura va en la pared, no en el suelo! — Exclamó Miguel, mientras intentaba seguirles el ritmo.

— ¡Claro, jefe! — Respondió Johnny, imitando una pose militar, mientras Zack se reía y hacía como si pintara en el aire con su pequeño pincel.

Sam, siempre detallista y dedicada, había llegado con pinceles adicionales, varios botes de pintura de diferentes colores, y un buen suministro de refrescos y bocadillos para todos.

— Necesitamos un descanso de vez en cuando, ¿no? — Dijo, guiñándole un ojo a Tory mientras le pasaba una botella de agua. Con su presencia, Sam lograba traer calma a todo el bullicio, ayudando a Miguel a coordinar y a mantener el orden en la caótica tarea de pintar. Incluso decoró un rincón de la habitación con pequeñas estrellas que brillaban en la oscuridad, una idea que había traído especialmente para crear un rincón relajante y acogedor para el bebé.

Por su parte, Devon, con su energía contagiosa, estaba en constante movimiento. Ayudaba a mover muebles, organizaba brochas y hasta había decorado una de las paredes con un mural sencillo de árboles y flores.

— ¡Esta habitación necesita color! — Decía emocionada, aplicando pequeñas pinceladas para darle vida al espacio. Para ella, este era más que un proyecto: era una oportunidad para expresar todo el cariño que sentía por Robby y Tory, quienes le habían brindado un apoyo incondicional en los últimos años.

One Shot | KeenryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora