Capítulo 5: La Confesión

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Los días siguientes fueron un torbellino de emociones. Alex comenzó a ser más abierto con ella, y aunque a veces se comportaba como el chico arrogante de siempre, había algo diferente en sus gestos, en sus palabras, algo que demostraba que su relación con Amanda había cambiado.

Una tarde, en un banco del parque donde solían ir, Alex la miró fijamente.

"Mira, Amanda, sé que no soy el tipo más fácil de tratar", comenzó, "y sé que he sido un idiota muchas veces. Pero... quiero que sepas algo."

Amanda lo miró, confundida pero esperanzada.

"Me gustas. Y no sé cómo explicarlo, pero desde que te defendí ese día... todo cambió para mí."

Amanda sintió cómo su corazón se aceleraba. ¿Era esto real?

"Alex, yo... también me gustas", dijo, mirando a los ojos verdes que tanto había admirado desde lejos.

"¿Quieres ser mi novia Amanda?" Me pregunto mirandome cual cachorro, tendiendome una hermosa margarita.

"¡Si!" Chillé emocionada y lo besé, sonriendo como si no hubiese un mañana.

Alex la besó otra vez, más suave esta vez, como si las palabras ya no fueran necesarias. En ese momento, entendieron que, aunque su amor hubiera comenzado de la manera más inesperada, era real.

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