III

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Al principio, cuando Agust D le propuso buscar a un tercero para divertirse, le pareció interesante, como para darle un giro a esta extraña relación que habían formado. No tenía del todo claro cómo había logrado enredarse sexualmente con el tipo que le había jodido la vida tanto tiempo, pero no podía negar que no se arrepentía; ese bastardo sabía cómo coger y la tensión sexual entre ellos era más que evidente, así que una noche mientras descansaban en su cama después de uno de sus encuentros, el otro mencionó la idea. La mente de Suga aterrizó inmediatamente en Jimin, ya que siempre se había sentido atraído por ese niñato inocente y dulce, pero con un cuerpo de infierno. Siempre lo observaba, actuando como el hyung serio y protector, pero sintiendo en el fondo ese deseo malsano de poner sus manos sobre él y averiguar qué se sentiría tocar esa piel inmaculada. Sabía que Jimin era inocente, que jamás había estado con nadie, menos con un hombre, que con suerte había compartido algunos besos tontos con alguna chica y eso era lo que más le tentaba. Ser él quien le mostrara lo que era realmente el placer. Así que expuso su opción ante D, que estuvo de acuerdo, y tramaron su plan para llevar a Jimin a su guarida. Ahora que estaba inmerso en la situación y que había podido deleitarse con esos labios y esa piel, sentía un pequeño pinchazo en el pecho cuando recordaba que no estaba solo con el rubio y que tendría que compartirlo con D; en el fondo no quería que el otro hombre le quitara el privilegio de ser el primero en tomar a Jimin, pero tenía muy claro que era una opción muy probable y se maldijo internamente por no haber tenido la idea antes sin involucrar a su contraparte.

Agust D era un hombre dominante, con un carácter impasible y que siempre conseguía sus objetivos; Suga mismo había sido uno de sus objetivos. Meterlo en su cama se había convertido en una obsesión desde que dejó fluir en su interior las sensaciones que le provocaba ese chico rebelde, tan distinto pero a la vez tan igual a él. Jugaban todo el tiempo al gato y al ratón, provocándose más allá del solo desafío de atraparse y sucumbir uno ante el otro. Sin buscar explicaciones sobre sus similitudes. Al parecer, ninguno fue realmente consciente de cuando esta persecución se transformó en una cacería intensa y carnal, que terminó una noche con una sesión de sexo esplendido en el asiento trasero de su patrulla. Después de ese encuentro en el que pudo tomar a Suga de todas las formas en las que había fantaseado, se formó una especie de relación enfermiza entre ellos, alimentada por la loca fantasía que significaba verse a sí mismo en la cara del otro y en la que se odiaban de día y se deseaban de noche, sin sentimientos de por medio, solo la innegable atracción que sentían el uno por el otro.

Su mirada se cruzó con la de D por un segundo mientras besaba a Jimin y sintió esa aura depredadora que siempre rodeaba al otro hombre. Inmediatamente supo que el otro se uniría a ellos para dar rienda suelta a sus deseos, así que acarició una vez más el rostro del rubio y finalizó el beso. El más pequeño aún estaba alucinando por todo lo que estaba pasando, así que se había olvidado de la presencia del otro hombre, totalmente atrapado por los intensos besos y miradas que le estaba dando su hyung, hasta que una risa ronca rebotó contra su nuca y unas manos como garras se sujetaron a su cintura, haciéndolo dar un salto.

- Parece que te estabas olvidando de mí, ¿no, bebé? – dijo mirando burlón a Suga mientras una de sus manos subía para apresar uno de los pezones del rubio y la otra tomaba una de sus nalgas presionando fuerte. – Recuerda que estás aquí para jugar... con ambos – mordió con fuerza el hueco de su cuello marcando sus dientes, logrando que Jimin dejara escapar un quejido mezcla de placer y dolor, buscando aferrarse desesperadamente de Suga que aún estaba frente a él observando la escena.

- Ahhh...hyung-

- Ya tuviste un tiempo con tu hyung...ahora es mi momento de jugar – lo empujó contra la cama, mientras se desprendía de su chaqueta y camisa con soltura, con la experiencia de alguien que ha hecho esto miles de veces – y tú – dijo mirando a Suga fijamente – vas a observar cómo disfruto de este manjar...

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