IV

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Su plan había funcionado a la perfección. Frente a él tenía a Suga, agitado y suplicante, entregándole la información que se había negado a darle hace meses, a pesar de todos sus sobornos y amenazas. Todo a cambio de alejarse del pequeño cuerpo sobre la cama que los miraba entre aliviado y confundido.

- De acuerdo. Te creeré esta vez—dijo mirando fijamente a Suga y volteando al rubio—, pero la próxima no seré tan bondadoso, así que enséñale bien—. Apretó quizás con un poco más de la fuerza necesaria el cuello de Jimin, sintiendo su pulso bajo los dedos, mientras se levantaba, dejándolo asustado y tembloroso.

Se alejó de la cama y comenzó a vestirse con parsimonia, hasta que finalmente tomó su chaqueta y se acercó a la puerta, donde volteó hacia Suga – No creas que esto se termina aquí... tú y yo tenemos cosas pendientes – les dio la espalda y se fue cerrando la puerta tras él.

Suga tardó un segundo en reaccionar a lo que había pasado y se volteó hacia Jimin, que lucía asustado y aún tocaba su cuello en donde D lo había presionado.

- ¿Estás bien, bebé? – preguntó acercándose lentamente hacia el más pequeño y rodeándolo con sus brazos; su piel desnuda se sentía fría contra la suya.

- Ese tipo es aterrador – respondió Jimin escondiendo la cabeza en el hueco de su cuello, llenando su nariz con el aroma de su piel – y es perturbador ver cómo alguien se parece tanto a ti, pero a la vez es tan diferente... ¿Cómo es que... él y tú... ya sabes...? – su voz se perdió en un susurro avergonzado, incapaz de completar su idea.

- ¿Cómo terminamos teniendo sexo? – dijo levantándole el rostro y mirándolo fijamente – Realmente no lo sé... solo pasó y ambos lo disfrutamos... no es algo que merezca mucha importancia –

- ¿Él... él te gusta? –interrogó con inocencia.

- Claro que me gusta... – respondió como si fuera lo más obvio del mundo. Entendía a qué se refería Jimin con esa interrogante y su corazón se apretó ante la dulzura del chico frente a él. – Pero no estoy enamorado ni mucho menos, es solo algo físico, sin sentimientos de por medio – le acarició la mejilla con dulzura, y lo cubrió con el edredón. Ambos seguían desnudos, pero no parecía importarles; estaban perdidos en los ojos del otro, hablando sin palabras.

- Eso que le dijiste debió ser muy importante como para hacerlo marcharse–

- Bastante... digamos que ganó una pequeña batalla – le dirigió una sonrisa al ver su expresión de preocupación – pero valió la pena... tú estarás bien... él no te lastimará... –Acunó la cabeza del otro en su pecho y recorrió las hebras doradas con calma, sintiendo como su corazón se alteraba con ese simple toque. Jamás había sentido la necesidad de proteger a alguien, más allá de sí mismo, pero Jimin despertaba en él emociones que creía no poseer.

Los minutos pasaron y ninguno de los dos quería moverse; estaban abrazados bajo el edredón, acariciando la piel que tenían al alcance, con suavidad y sin prisas, disfrutando del momento hasta que la mano de Suga, deslizándose por su espalda baja, rozando sutilmente una de sus nalgas, mientras la otra le acariciaba la nuca, lo hicieron estremecerse y soltar un gemido suave que se amortiguó contra la garganta del contrario.

Suga se estaba controlando, pero no sabía por cuánto más podría hacerlo. Tenía a Jimin recostado sobre él, desnudo, su piel suave y caliente cubriéndolo y su aliento chocando contra su cuello, mientras soltaba pequeños jadeos cuando tocaba en lugares sensibles. Era demasiada tentación y su fuerza de voluntad al parecer no era tan fuerte, ya que su cuerpo empezaba a responder. No quería asustar al otro chico, pero decidió tantear terreno, intensificando sus caricias, recorriendo sus caderas y sus nalgas, presionándolas suavemente, logrando que las manos del rubio se aferraran a sus costados y se acercara aún más a él. Con un empujón logró que Jimin quedara sentado sobre él y sintió la erección del rubio rozarse con la suya. Al parecer ambos estaban en las mismas condiciones. Lo miró directamente a los ojos, y el rubio le regaló una sonrisa coqueta que le derritió el corazón, así que dejó de lado sus dudas y lo acercó para besarlo de forma ansiosa.

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