Capitulo 3: Confesión.

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Después de clases el joven peliblanco camino sin rumbo, hundido en sus pensamientos avanzo y avanzo hasta que en un momento se detuvo. Levanto la mirada para darse cuenta de que estaba en el punto donde todo empezó para él.
Camino un poco mas hasta quedar a un lado del banco donde en algún momento consoló a ese moreno de cabellos alborotados. Sonrió ante ese pensamiento, no entendía como fue a enamorarse, habiendo tantas personas tuvo que ser ese bobe que tanto, en algún momento quiso alejar.
Se sentó sintiendo como la tensión que tuvo en el día se la llevaba la leve brisa que chocaba contra su rostro. Inclino su cabeza apoyándola contra el respaldo, liberando el aire que contuvo en sus pulmones, sintiendo como si un choque eléctrico hubiese recorrido su pecho. Siguió así durante un momento, lo que fueron minutos se transformaron en horas y para cuando se dio cuenta el sol ya acariciaba el horizonte, dando sus últimas señales de presencia con los tonos rojizos que decoraban el cielo.
Ya era bastante tarde, dentro de unos minutos tendría que ponerse en marcha si no quería que su madre lo regañe, pero en eso alguien más se unió al momento.

-Qué raro, generalmente yo soy el que llega primero -escucho una voz a su espalda, al voltear rápidamente la cabeza lo vio.

-Pues... para todo hay una primera vez -"gracias universo, te pido no cruzármelo y me lo entregas en bandeja" pensó con sarcasmo.

-¿es así? -dijo tranquilo sentándose a su lado mientras sonreía, esa sonrisa a la que Julius maldecía y no podía resistirse.

-¿Y tú? No me digas que ahora eres un delincuente -dijo con una ceja levantada sintiendo como su corazón aceleraba y su nerviosismo se acumulaba "mierda, mierda ¡MIERDA!"

-O no, no, jamás podría hacer la mitad de lo que tú eras capaz -soltó una risa pequeña pero muy hermosa e hipnotizante, y por un segundo Julius creyó ver un pequeño sonrojo en las mejillas del moreno.

-Jaja, es verdad, recuerdo que ni siquiera eras capaz de maldecir como se debía -poco a poco fue bajando la guardia, dejándose abrazar por la calidez que le generaba el otro.

-Jeje si, aun me cuesta, no puedo terminar lo que digo porque me arrepiento y me dan ganas de llorar -dijo acercando su cuerpo de forma sutil al cuerpo de Julius.

-Jajaja, por eso cuando estabas tan enojado con tu compañero el rubio, que a la mitad de tu regaño ¿te fuiste sin decir nada? -pregunto incrédulo y al ver al otro rascándose la nuca, con las mejillas mas coloradas y una sonrisa torcida obtuvo su respuesta por lo que no aguanto para echarse a reír. Inconscientemente inclino su cuerpo acercándose más a Darwin.

Así estuvieron entre anécdota y anécdota, lo que pareció una eternidad paso en un parpadeo, antes de que se dieran cuenta la luna estaba en su punto más alto, las estrellas la acompañaban y el frio de la noche se asomaba. Julius no se percato ya que llevaba puesto un buzo, pero al mirar a su acompañante noto como este intentaba aguantarse las ganas de temblar, lo que no logro muy bien debido a que su boca por más fuerza que hiciese no podia disimular, ese puchero era evidente que no lo hacía solo para hacerse el lindo.
Me acerque a Darwin para tocar su brazo con mi mano, comprobando así la diferencia de su temperatura con la mía, sin pensarlo mucho me quite mi abrigo y se lo extendí. Llevaba una camisa manga larga abajo así que estaba bien, el primero parecia sorprendido pero no rechazo la oferta, solo que no tuve en cuenta que este tonto es mucho mas enorme que yo.

-Mm... mepa que no me lo voy a poder quitar -sonrió nervioso quedándose muy quieto, parecía un robot.

-... No te preocupes... puedes quedártelo, igual tengo muchos -dijo muy tranquilo tratándose de él mientras le daba la espalda al más alto, no quería que viese su cara porque sabía que de seguro se veía como un tonto en ese momento.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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