I parte: Elsa.

154 10 1
                                    

No había mentiras en su belleza. Ella era como un huracán, una fuerza de la naturaleza que no podía ser contenida; era un camino de rocas y espinas por el cual estaba dispuesto a caminar descalzo.

Su presencia era extasiante y adictiva, simplemente no podía alejarse de ella, del aroma de su piel, del color de su cabello, del azul de sus ojos.

Muchas veces los habían confundido con hermanos por su similar y singular apariencia. Ella era su reflejo a través del espejo. Ocultaba tantos demonios en su interior como él y tal vez eso fue lo que provocó aquel profundo enamoramiento. Era su igual. Pero el hielo dentro de ellos se derretía cuando estaban juntos, para convertirse en una llamarada que no podía extinguirse.

Se veía reflejado en aquellos grandes ojos tan parecidos a los propios, y cuando cruzaban miradas, sabía que ella se hallaba en la misma situación que él.

Lo sintió en aquel primer beso furtivo, y en el segundo, y en el tercero, y en todos los que le siguieron a ese. Lo sentía también en sus manos delicadas pero firmes cada vez que se aferraban a su pecho o a su cuello, o cuando enredaba los dedos entre su cabello.

Ambos estaban vehementemente enamorados.

Y condenados, arrastrados por una culpa profunda que les obligaba a esconder aquel sentimiento.

Porque también estaba ella. El complemento de ambos, la mitad que equilibraba sus almas trastornadas.

Love is just another way to kill.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora