O.5

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Kim Jennie no tuvo una vida fácil, en su niñez fue obligada a dejar atrás a sus amistades y familia cercana en Corea para mudarse a Nueva Zelanda. Lugar donde todo solamente empeoraba. Jennie no conocía el idioma muy bien, por lo que fue objeto de burlas de los otros crueles niños. 

La niña se guardó todo ese dolor para sí. Sus padres no siendo un apoyo confiable, pues estaban tan ocupados con hacer crecer su empresa nueva y pequeña que Jennie los veía con suerte una vez al día. Así fue que un día unos piecitos con sandalias ruidosas se aparecieron frente a sus ojos puestos en el suelo, Jennie levantó  la vista y unos ojos azules brillaban y la miraban con curiosidad.

¿Qué haces aquí tan sola?—dijo aquella niñita bonita. Sí, a Jennie le había parecido muy bonita.

Pero Jennie no entendió qué dijo. El acento natal en la frase de la desconocida la hizo confundirse, así que simplemente se encogió esperanzada de que esa niña no estuviera lista para burlarse de ella.

¿No hablas? Está bien, en el orfanato hay niños que tampoco lo hacen.

Jennie la observó un momento, la otra suspiró y se sentó a su lado. Su cabello rubio brillaba bajo el sol, además de un lindo broche color rosa en este.  La otra niña tenía galletas en las manos y extendió una a Jennie con amabilidad.

¿Quieres?—Jennie asintió, había entendido mejor esa parte. —Me llamo Rosé.

—Jennie—contestó. Se sintió más en confianza al entender, su animo subiendo por eso.

¡Sí hablas!—Rosé se alegró—. Oye, eres muy linda, ¿quieres ser mi amiga?

Jennie sólo entendió "amiga" y vio como le ofrecia su mano, así que tomó eso como una buena señal y la sostuvo mientras sonreía y asentía.

Y solo con esa pequeña interacción, nació un inocente cariño entre las dos. Una Rosé que pudo comprender a Jennie y la ayudaba con el idioma, y una Jennie que le dio seguridad a Rosé logrando que fuera comprendida por sus pensamientos. Fue sencillo desde el inicio, solo querían un poco de amor y lo encontraron en la otra.

Hasta que Jennie cumplió 15 y era hora de volver a Corea.

Rosé estaba dispuesta a encontrarla de la forma en la que fuera, le prometió que un día, de alguna manera, volvería a su vida lista para no irse nunca y darle todo su amor que aún le faltaba demostrar. Jennie dijo que aquel día finalmente le entregaría todo de sí.

Pero el tiempo pasó y ahora, con 28 años, Jennie va a casarse con un hombre que no ama. Desde que la empresa de su familia despegó como nunca hacia arriba, Jennie solo piensa en los negocios. Y ese matrimonio solo era uno más. O al menos eso pensaba hasta que el día de conocer a la familia de su prometido, Rosé está parada junto a ella presentandose como la hermana adoptiva de su futuro marido.

 O al menos eso pensaba hasta que el día de conocer a la familia de su prometido, Rosé está parada junto a ella presentandose como la hermana adoptiva de su futuro marido

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⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

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heavenly | chaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora