Capítulo 12:
El jardín, un edén oculto entre la bruma de lo cotidiano, se erguía como un refugio celestial, donde las sombras danzaban al compás de la luz dorada del sol. Las flores, en un despliegue de colores vibrantes y aromas embriagadores, parecían susurrar secretos al viento suave, creando un ambiente propicio para la reflexión y la conversación profunda. Eva, con su cabello dorado que caía en suaves ondas como un río de oro bajo la caricia de la brisa, se acomodaba en un banco de mármol blanco, sus ojos verdes, brillantes como esmeraldas, centelleaban bajo el cielo despejado. Cada tarde, ese paraíso se transformaba en el escenario de diálogos intensos y chispeantes entre ella y los dos seres más intrigantes y provocativos que jamás había conocido: Lucifer y Lilith.
Lucifer, el rey del infierno, con su porte majestuoso y una sonrisa que desafiaba las convenciones, la miraba con un aire de picardía, como si supiera que cada palabra que pronunciaba podría hacerla temblar. “Eva,” comenzaba, su voz un susurro seductor que parecía acariciar el aire, “si el infierno es tan divertido como tú, quizás deberíamos considerar una mudanza permanente. ¿Qué opinas de un reinado compartido?” La insinuación de sus palabras flotaba en el aire como una melodía encantadora, provocando que Eva se sonrojara, convirtiéndose en un retrato de timidez y sorpresa.
Lilith, con su risa brillante y contagiosa, llenaba el espacio con una calidez que contrastaba con la naturaleza oscura de su esencia. “Oh, Eva, no le hagas caso. Sabes que Lucifer solo quiere que te unas a sus travesuras infernales. Aunque, debo admitir, la idea de tenerte a nuestro lado podría hacer que el infierno sea mucho más… interesante.” Las palabras de Lilith, entrelazadas con un tono juguetón, hacían que Eva se sintiera atrapada en un torbellino de emociones, su rostro adquiriendo el color de las manzanas más rojas y jugosas que adornaban el jardín.
“¿Por qué siempre tienen que hacer eso?” murmuró Eva, su voz apenas un susurro, mientras intentaba ocultar su rostro entre sus delicadas manos. La inocencia que la envolvía era palpable, un halo de pureza que contrarrestaba la provocación de sus dos compañeros. Eva se sentía como una mariposa atrapada en una red de risas y palabras traviesas, un torbellino de emociones que la dejaba sin aliento.
“Porque es divertido verte así,” replicó Lucifer, acercándose un poco más, su tono lleno de complicidad y calidez. “Tu timidez es como un manjar raro que queremos saborear. La forma en que tus ojos se agrandan y tu respiración se acelera… es un espectáculo digno de ver.” Las palabras de Lucifer, aunque cargadas de insinuaciones, llevaban consigo un profundo cariño y admiración. Eva podía sentir el peso de su mirada, la intensidad que se escondía detrás de cada comentario, como si cada palabra estuviera diseñada para tocar el alma.
Lilith, con su belleza oscura y su mirada astuta, se unió a la broma, su voz melodiosa resonando en el aire. “Quizás deberíamos enseñarte a defenderte, Eva. La próxima vez que Lucifer te lance uno de sus comentarios, podrías responderle con algo igualmente provocativo. Después de todo, la familia se enfrenta unida ante cualquier reto, incluso si eso significa desafiar al rey del infierno.” La idea de desafiar a Lucifer, aunque aterradora, despertó en Eva una chispa de valentía.
Eva, aún abrumada por la idea de participar en ese juego, sintió un destello de audacia. “Quizás… quizás debería empezar a aprender,” dijo, su voz temblorosa pero decidida. La risa de Lilith resonó en el aire como música celeste, mientras Lucifer la observaba con un brillo de aprobación en sus ojos, como si la idea de que Eva pudiera desafiarlo lo llenara de orgullo y curiosidad.
Las horas pasaban entre risas, filosofías, y sueños compartidos, cada palabra y cada gesto tejían un vínculo más profundo. Hablaban de un futuro incierto, donde el infierno podría transformarse en un reino de oportunidades, un lugar donde la familia podría prosperar y florecer. La conexión entre los tres se iba fortaleciendo, construyendo un lazo que prometía trascender el tiempo y el espacio, como un hilo dorado que unía sus almas.
Eva, con su espíritu puro y su corazón abierto, se sentía como si estuviera flotando en una nube de felicidad. La presencia de Lucifer y Lilith la envolvía en una calidez que nunca había experimentado antes, como si el jardín mismo se hubiera convertido en el reflejo de su vida interior; un lugar donde la tristeza y la soledad se desvanecían, reemplazadas por la alegría de pertenecer a algo más grande y significativo.
“¿Qué es lo que más deseas en este momento, Eva?” preguntó Lucifer, su tono ahora más serio, como si buscara profundizar en su alma. Eva lo miró, sintiendo el peso de su pregunta como una brisa fresca que acariciaba su piel. La verdad era que, en ese instante, solo quería estar allí, rodeada por sus dos reyes, disfrutando de la simplicidad de su compañía y la calidez que emanaba de ellos.
“Solo… quiero que esto nunca termine,” respondió finalmente, su voz un susurro lleno de emoción y anhelo. Lilith le sonrió con ternura, y Lucifer, con su mirada penetrante y profunda, asintió con entendimiento, como si comprendiera la esencia de su deseo más profundo.
entre risas y comentarios traviesos, la familia se forjaba. Eva, con su inocencia y dulzura, se convertía en el centro de un universo que prometía ser eterno, un lazo que, aunque nacido en el infierno, florecería en el jardín de sus corazones, creando un refugio donde cada uno de ellos pudiera ser verdaderamente libre.
ESTÁS LEYENDO
꧁༒ɆVȺ༒ ꧂
Fanfiction-"Oh Eva mi adorada Eva tan dulce, tan inocente y pura"- -"Poses un Alma tan blanca y bondadosa digno de la que alguna vez fue la creación favorita de padre"- -"Pero aún así entre tanta perfección hay una horrible mancha, tan fea, horrible, despiada...