Un problema real te pido.

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Pero que pedazo de pelotudo.
Ahora tiene que limpiar...

Franco se encontraba preparando un poco de helado en el fondo de la cocina.
Gracias a dios, al fin se le permitió descansar. Tiene a un compañero nuevo, Allen. Pero se ve que es un poco complicado trabajar con el todavía.
Franco se encontraba poniendo la crema para la mezcla del helado en la máquina y un poco de la mezcla de menta se le cayó al piso.
Agarró un trapeador y se puso a trapear.
Cuando termino se fijó en la hora.

Era tiempo de que prepare el pedido.
Encima su jefe se puso muy...contento con la noticia de un famoso delivery... demasiado feliz.

Ahora tiene que lidiar con un jefe enviándole mensajes cada día a la hora del delivery para recordarle. Cuando esté lo tenía bien en cuenta. Ya que, era una excusa excelente para salir de cualquier cosa que no quería hacerse cargo. Le venía como anillo al dedo.

Fue hacia el mostrador y comenzó a preparar el pedido.

-Un poquito de chispitas...vamos a ponerle un poquito de caramelo de menta derretido. Le debe encantar la menta...el dentista debe estar de diez....- murmuró para si mismo.

Metió todo a la bolsa y justo llegó el delivery.

Un hombre de traje negro, con unos lentes negros y guantes.

-Buenas..?-

Una voz seria y un poco incómoda.

Franco lo sintió de esa manera. Rápidamente colocó el empaque en el mostrador.

-Buenas tardes, señor. Aquí tiene. Espero que tenga un buen día.-

Franco plantó una sonrisa dulce y gentil.
El hombre asintió y se retiró de la cafetería a un coche, curiosamente, lujoso...de color negro. Supuso rápidamente que sería de él.

...

-Que tenga un buen día...- Una sonrisa dulce, que pronto desvaneció al escuchar hacia la puerta una figura, avecinarse. Supuso.

-Franco?-

Tragó saliva duramente. Un escalofrío recorrió su espalda y sentía su fría transpiración. Era como si estuviese con la muerte en persona.

-Si, Franco.-

Dió una vuelta, evitando darle la espalda a aquella persona. De voz...escalofriante.

-Lewis Hamilton necesita tener una llamada con usted.- Seriamente...pensaba que se iba a morir al escuchar eso. El no quería tener una llamada con nadie, que se vayan todos a la mismísima putísima mierda!

-Si. Por supuesto.- Con una sonrisa amable y unos ojos dulces como la miel.

En la cocina, mientras preparaba unos pedidos más y su compañero se encargaba de la atención directa al cliente.

-Hola?..- Franco dijo, dulcemente, mientras sostenía el teléfono entre su hombro y cachete. Y preparaba unas cajas de galletitas de chocolate y canela.

-Franco...- Un suspiro. Y sonidos de autos de fondo.

Eso erizó el cuerpo completo de Franco. Pensó que lo iba a amenazar o matar por, anteriormente, ponerle ese caramelo al helado, aunque le chupaba un huevo, sinceramente.

-Si? Qué desea?- Preguntó, mientras colocaba la delicada cinta de un color canela alrededor de las cajas. Formando un lazo al unir estas mismas.

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⏰ Última actualización: Nov 16 ⏰

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