Visitas no deseadas

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Jiang Wanyin estaba solo en la habitación del Recinto de la Nube. A decir verdad, no le gustaba nada estar ahí. Todo era demasiado tranquilo, demasiado ordenado, demasiado... Lan .

Por supuesto, no podía quedarse quieto. Caminó de un lado a otro, aunque el mareo lo obligó a sentarse más de una vez. ¿Qué querrían ahora los Jin? , pensó con frustración. Esa familia nunca traía buenas noticias, y algo en el tono del discípulo Lan lo había puesto nervioso.

No pasó mucho tiempo antes de que escuchara pasos afuera. La puerta se abrió, y ahí estaba Lan Xichen, con la misma expresión calmada de siempre, pero sus ojos parecían más serios.

— ¿Qué pasó? —preguntó Wanyin sin rodeos.

—La secta Jin quiere discutir sobre la distribución de recursos para la reconstrucción de Yunmeng Jiang —respondió Xichen mientras se sentaba frente a él—. Parecen estar interesados ​​en hacer alianzas.

Wanyin bufó.
— ¿Alianzas? Más bien quiero controlar todo. Esos bastardos no mueven un dedo sin esperar algo a cambio.

Xichen lo miró en silencio por un momento antes de hablar.
— Wanyin, entiendo tu desconfianza, pero no puedes enfrentarte a todo el mundo solo.

—¿Y qué sugieres? ¿Que les entregue mi secta en bandeja de plata?

—Sugiero que encuentres un equilibrio. No todos buscan hacerte daño.

Wanyin se cruzó de brazos, claramente no convencido.
—No necesito que me des lecciones de liderazgo, Lan Xichen.

Antes de que la discusión pudiera escalar, otro discípulo Lan entró apresuradamente.
— Lider de secta Lan, Lider de secta jiang, hay alguien que solicita audiencia con ambos.

—¿Quién es? —preguntaron al mismo tiempo.

—Es Jin Guangyao.

El nombre hizo que el aire en la habitación se volviera pesado. Wanyin frunció el ceño, mientras Xichen mantenía su expresión neutral, pero era obvio que la visita no era bienvenida.

—Dile que no estamos disponibles —dijo Wanyin sin pensarlo dos veces.

—No podemos rechazarlo tan fácilmente —respondió Xichen con calma.

Wanyin se levantó de golpe, ignorando el leve mareo.
—¿De qué lado estás, Lan Xichen? Ese tipo no merece nuestra cortesía.

Xichen suspir, como si estuviera acostumbrado a estas reacciones.
—No se trata de estar de su lado. Se trata de manejar las cosas con cuidado.

Wanyin abrió la boca para protestar, pero el discípulo ya había regresado, anunciando la entrada de Jin Guangyao. El líder de la secta Jin entró con su característica sonrisa falsa, inclinándose cortésmente.

—Lider de secta jiang, Lider de la secta Lan, es un placer verlos.

Wanyin apenas pudo contener el impulso de sacar a Zidian en ese mismo momento. Algo en esa sonrisa le daba escalofríos, y no de los buenos.

—Hazlo rápido, Jin Guangyao. ¿Qué quieres? —gruñó.

—Vengo con una propuesta que beneficiará a todos nosotros —respondió Guangyao, ignorando el tono hostil.

Mientras Guangyao empezaba a hablar, Wanyin no pudo evitar notar la mirada que Xichen le dirigía. Ninguna era casual; Era una advertencia. Y por primera vez, Wanyin decidió escuchar, aunque fuera solo esta vez.

Pero algo estaba claro: confiar en Jin Guangyao nunca era una buena idea.

Enfermedad del corazonWhere stories live. Discover now