Cuando al fin Jin Guangyao fue, la habitación quedó más tensa que nunca. Wanyin había estado callado todo el tiempo mientras ese tipo hablaba, como si se estuviera tragando cada palabra, pero en el fondo, todo le olía una mentira.
Xichen estaba sentado, igual de tranquilo, como si nada hubiera pasado. Pero Wanyin sintió que le hervía la cabeza. Cada vez que veía a alguien de la secta Jin, se le ponían los pelos de punta. Esos tipos no eran de fiar.
—Te lo dije, Xichen. Ese tipo... no es de fiar. —Wanyin no podía más con la rabia. Estaba cansado de que siempre tuviera que "escuchar" a todo el mundo, incluso cuando sabía que solo querían hacerles daño.
Xichen levantó la vista de sus papeles, como si nada.
—Sé que no te gusta, Wanyin, pero no podemos ser tan duros con ellos.—¿En serio? —Wanyin frunció el ceño, pero ya sabía lo que iba a decir. Siempre tuve esa respuesta tranquilita que lo dejaba sin saber qué pensar.
Xichen se pasó una mano por el cabello y suspiro.
—No digo que confies en ellos, pero tenemos que ser más estratégicos. No todo es blanco o negro.Wanyin lo miró con cara de pocos amigos.
— ¿Estrategia? ¿Y qué se supone que debería hacer? ¿Sentarme a tomar té con Jin Guangyao y pensar que todo está bien?Xichen hizo una mueca de incomodidad, como si le hubiera pegado en la cabeza con un palo.
—No es eso... pero si no entendemos lo que están tramando, estamos perdidos.Wanyin lo miró en silencio, con los dientes apretados. A veces, Xichen tenía la habilidad de sonar tan calmado que era casi irritante. ¿Cómo podía pensar que la solución a todo era "razonable"? Eso le sonaba a más problemas.
En ese momento, la puerta se abrió de golpe. Un discípulo entró con el rostro pálido, como si acabaría de ver un fantasma.
—Lan-zongzhu, Jiang-zongzhu, Jin Guangyao... quiere verlos otra vez.
Wanyin soltó un suspiro ruidoso, casi de desesperación.
—¡¿Otra vez?! ¿Qué más quiere ahora ese tipo? —Se levantó de un salto, caminando de un lado a otro.Xichen, calmado como siempre, simplemente se levantó de su asiento.
—Déjame hablar con él. Tú quédate aquí y trata de calmarte.— ¿Calmarme? —Wanyin lo miró con cara de "¿en serio?"—. ¡¿Acaso no ves que ese tipo está tramando algo?!
Xichen se acercó a él, poniéndole una mano en el hombro.
—Te prometo que lo manejaré. Solo... diez paciencia.Wanyin gruñó, pero no dijo nada. Sabía que no podía hacer mucho más que quedarse ahí. Con un último resoplido de frustración, se dejó caer sobre la silla.
Un rato después...
Cuando Xichen regresó, parecía tan tranquilo que Wanyin casi le lanza una almohada por la cara.
— ¿Qué quería ahora? —preguntó, tratando de sonar calmado, pero el nerviosismo le llenaba el cuerpo.
Xichen cerró la puerta con suavidad y suspiro.
—No es tan sencillo como parece. Pero no te preocupes. No le vamos a dar todo lo que quiere.—¡Eso espero! —Wanyin estaba a punto de explotar. Sin embargo, vio que Xichen se veía preocupado.
—Hay algo que no me cuadra. —Xichen se sentó en la silla, frunciendo el ceño—. Lo que está haciendo Jin Guangyao no es solo por poder. Hay algo más detrás de todo esto.
Wanyin lo miró, ahora sí con más gravedad.
—¿Qué estás diciendo? ¿Qué hay algo más?Xichen lo miró directamente, sin apartar la vista.
-Si. Creo que hay algo más grande en juego, y lo estamos dejando pasar. Pero todavía no sé qué es.Wanyin no supo si se siente más confundido o preocupado.
—Entonces todo esto no es solo sobre lo que nos dijo? ¿Tienes que ver con algo más?Xichen se levantó, mirando hacia la ventana.
—Exactamente. Algo que nos afecta a todos. Pero no sabemos lo suficiente para enfrentarlo aún.—Y ¿qué vamos a hacer entonces? —preguntó Wanyin, el nudo en su estómago apretándose más.
Xichen volvió a mirarlo, esta vez con una mirada firme.
—Por ahora, lo mejor es esperar. Pero vamos a mantener los ojos bien abiertos. Algo grande está pasando, y no podemos quedarnos de brazos cruzados.Wanyin ascendió, aunque no podía evitar que la sensación de estar metido en algo mucho más grande lo dejara inquieto. Algo estaba por pasar, y no iba a ser fácil enfrentarlo.
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Enfermedad del corazon
FanfictionJiang Wanyin está harto. Entre reconstruir su secta, lidiar con políticos insoportables y fingir que todo está bajo control, apenas tiene tiempo para respirar. Pero, obvio, nadie puede saber que a veces siente que se va a desmayar del cansancio... o...