III | El tiempo se detiene

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El final siempre sorprende, aunque este escrito desde el principio












『Quantico, Virginia
Actualidad』

       Hubo una vez hace mucho tiempo que Specer solía visitar los hospitales tanto como los niños comunes visitaban los parques. Tras el abandono de su padre, fue el joven médico que tan sólo con 10 años comenzó a hacerse cargo de su madre y todo lo que conllevaba la esquizofrenia que padecía.

Blanco, odiaba el blanco porque le recordaba aquella época, un niño no debería hacerse cargo de tales asuntos, blanco, un niño no debería sentir tal angustia, blanco, el blanco le recordaba a los hospitales y él odiaba los hospitales, no solo traía recuerdos amargos sino que también estaba lleno de germenes y era muy probable contraer algún virus, blanco, el evitaba el blanco de los hospitales. Blanco ese era el color de la pared que miraba desde hace una hora.

—Spence —escucho la voz de Emily acercarse. Su primer contacto con el mundo fuera de su cabeza. —¿Te han dicho algo?

Nego con un suspiro de resignación, una mano siendo pasada por su rostro en signo de frustración. —No, llevan una hora y 15 minutos evaluandola y aún no me dicen nada.

—Pronto, ten paciencia.

—Lo intento —suspiro dejándose caer en la silla.

Tras la llamada de Alexandra y la información que brindo habían logrado dar con ella y el niño; Spencer jamás olvidara la sensación de paz y alivio que le dio ver a la mujer en aquella tienda de conveniencia, aunque claro está fue opacada por preocupación cuando descubrió que la castaña tenía un cuchillo encajado en el vientre ¿Qué era el miedo? El miedo era sentir que estaba a punto de perderla y no poder hacer nada. Todo era un borrón en su cabeza después de eso, algo irracional si tenias en cuenta que el joven perfilador se caracterizaba por su memoria fotográfica. Sólo sabe que un segundo estaba mirándola a los lejos, un instante después la tenía en brazos y en algún momento terminó en la sala de espera del hospital con ansias de información.

—¿Qué ha sucedido con el caso? —necesitaba despejarse o al menos fingir que lo hacía. Esa maldita opresión en el pecho le dificultaba respirar ¿seria un signo de pre infarto?

—Entregamos al niños con sus padres —alivio. —El pequeño dice que el hombre no le hizo nada, que lo trataba bien y que solo le pedía que no llorara, que no le dijo nada, así que solo toca esperar a que la agente Patel despierte y ver si sabe algo más, quizás el movil.

—Si despierta —había terror en su voz.

—Lo hará Spence, ya peleo demasiado como para rendirse al final, no cualquiera tiene la fortaleza que ha demostrado —le coloco la mano en el hombro. —No la conozco aún pero ya se ha ganado mi admiración y respeto, mira que caminar la distancia que lo hizo con un niño asustado y un cuchillo enterrado, no cualquiera.

El caso que lo cambio todo | Spencer ReidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora