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- Te amo. - Ni-ki habló de forma cortada mientras sentía que el castaño hundía su rostro en el valle de su pecho, besando ahí. Desde que vio las marcas que había dejado en su cuerpo no le volvió a chupar o morder, sólo lo besaba, lamia y acariciaba. Él mayor sólo volvió a besarlo ahí donde mismo, sonriendo, y se separó, viéndolo.
Sólo movió un poco sus muslos para bajarle un poco para verlo. Sonrió mientras se pegaba más a la pared y sostenía las manos del menor, sonriendo.
- ¿Se siente bien? - El menor asintió al mismo tiempo que llevaba sus manos a la nuca contraria, enredando sus manos en el cuero del otro, y rió. Sunghoon se movió lento mientras Ni-ki gemía más fuerte.
- Se siente mejor que la primera vez. - Rió, pero volvió a gemir al sentir que Sunghoon sostuvo su rostro, haciéndola ver.
- ¿Se siente mejor que con Jake? - Ni-ki lo vio fijamente a los ojos, y asintió, acariciándolo.
- Todo contigo se sentirá mejor...
Él castaño relamió sus labios mientras sus labios volvían al cuello del otro, besándolo, pero rió. Volteó a verlo mientras sostenía sus manos, poniéndolas en su corazón.
- Es porque... es porque te amo. - Los ojos del pelinegro comenzaron a llenarse de agua al mismo tiempo que el igual acunaba el rostro de Sunghoon, acariciando sus mejillas con sus pulgares. - Cuando haces algo con una persona que te ama, si-sientes que es, mejor que hacerlo con otra persona, y viceversa.
- Yo igual te amo, Sunghoon, tú fuiste él culpable de que me enamorara de ti en todos los aspectos. - El castaño sólo comenzó a arquear sus cejas mientras sentía que sus ojos se llenaban de agua y lo veía fijamente, sonriendo.
Sus manos comenzaron a acariciar sus hombros y en un pequeño movimiento estaban en la cama de nuevo. Sunghoon había vuelto a mover sus caderas de forma lenta, haciendo gemir a Ni-ki mientras lo veía fijamente y sonreía, relamía sus labios.
Definitivamente ambos eran los culpables de enamorarse en todos los aspectos posibles.
Porque Sunghoon amaba a tanto a Ni-ki. Un gemido alto del menor le indicó que este había llegado al orgasmo, así que él comenzó a moverse un poco más rápido para venirse el también.
En cuanto lo hizo, sólo se separó de el y se acostó a su lado, viéndolo fijamente. El castaño se acostó bajo pecho, pero viéndolo sonriente. Los rasguños de su espalda no ardían para nada, no estaba agotado y mucho menos triste, pero al mismo tiempo quería llorar y dormir. No decidió por cuál.
Ni-ki se ladeó para verlo y lo besó, pero él castaño tomó un paso y comenzó a entrometer su lengua en la cavidad bucal del otro, comenzando a acariciarse. Sólo se separaron y un rastro de saliva los unía.
