𝕻𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝕬𝗰𝘁𝗼; El hijo de la melancolía y lágrimas de oro
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Oh, escucha este canto que atraviesa los cielos, un héroe ha nacido del barro y los ruegos. Hijo de la melancolía y lágrimas de oro,un destino trágico teje su coro.
En los anales del tiempo quedó su figura, forjada en amor, dolor y ternura. Apolo lloró sobre la tierra dormida, y el barro tembló para darle la vida.
Hijo de la melancolía y lágrimas de oro, luz que camina donde el mundo es oscuro. Un alma que brilla entre sombras y duelo, fugaz como el sol que besa el cielo.
Tu pecho vacío canta su tormento, un eco eterno del dios en su lamento. Eres chispa divina y polvo mortal, un héroe que arde en su fuego final.
Oh, barro viviente, moldeado en amor, tu andar es un verso que llora el dolor. Eres la promesa de gloria y caída, la llama que arde sabiendo su herida.
Hijo de la melancolía y lágrimas de oro, luz que camina donde el mundo es oscuro. Un alma que brilla entre sombras y duelo, fugaz como el sol que besa el cielo.
Danza, pequeño, al ritmo del destino, cada paso un suspiro, cada giro un camino. Hijo de la melancolía y lágrimas de oro, en tu sacrificio, el cosmos encuentra su tono.
Y así cantamos al héroe nacido del llanto, un hijo del sol, del amor y su encanto. Que el eco de su vida resuene en la eternidad, un himno de luz, dolor y verdad.
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La luz es sombra, la devoción es sacrificio, y el amor es el eco de una tragedia que arde más allá del tiempo.
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