72-Como te echo de menos.

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CAPITULO 72.

+Ainhoa –abrí los ojos-. ¿Puedo subir a la azotea?. Por favor. Ya es casi de noche, nadie se dará cuenta.

-Cuando den las ocho, te subes, ¿vale?. –asentí-. Y tranquila, todo está en orden.

+¿Cómo lo sabes?

-He subido cada día para comprobarlo. –me volvió a guiñar el ojo pero no sonreí-. Eh, sea lo que sea, estará todo bien.

+No está, no está.-repetí varias veces-.

-¿Jesús?

+Ajá.

-¿Qué ha pasado?

+No lo sé, Ainhoa. Pensé que todo esto sería diferente. ¿Sabes?, quiero decir, yo me fui, pero pensé que vendría a buscarme.

-¿Lo hizo?

+Aeropuerto.

-Entonces fue a buscarte. ¿O pretendes que él coja un avión y te persiga todas las veces que decidas irte?. No, Almu, las cosas no son así.

Y tras decir esto, se marchó. Dejándome con millones de dudas más sobre quien de los dos se había equivocado. Y estaba claro que aquí la única que la había cagado era yo, no es que él me dejara machar, fui yo la que me marché sin ver que había miles de posibilidades delante de esa, y escogí la última, la peor y la más triste opción que nadie quiere, esa cogí yo.

Dieron las ocho y media, y la noche tiraba a ser larga. Muy larga. Asique, corrí por el pasillo para poder llegar a la azotea.

Pero de repente, me paré.

Me paré porque otra vez el dolor invadió mi pecho. Ese dolor tenía nombre, lo sentí hacía tiempo.

Saudade. 

Recorrer estos pasillos sin Jesús de la mano, no me daba la misma adrenalina, no sentía lo mismo, no quería recorrer estos pasillos sola.

Cuando los recorría con él, sabía que estaba haciendo algo mal, pero le tenía al lado, para que lo malo, fuera un poquito menos malo y fuera recompensado con una buena noche llena de besos y caricias sin escapatoria.

Conseguí andar tras un largo rato sentada en el suelo, y subí las escaleras que me dirigían a la azotea.

Ainhoa decía que todo estaba igual, pero no era verdad.

Sentí como unas manos me acariciaban la cadera, como hacía él, pero todo eran imaginaciones mías. Él solía cogerme la cadera por detrás, haciendo así que me acurrucara en su hombro, para ver lo bonita que era nuestra vida, o su sonrisa junto a la mía.

Todo era bonito si estaba él.

Me quedaría a vivir para siempre en la azotea de su vida.

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Os quiero recomendar una novela que acaba de empezar pero es increíble. Hacerme caso, lleva solo un capítulo y hace que quieras ya el siguiente. 

Se llama "Recuérdame" - usuario allofyou06

Paciente [Jesús Oviedo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora