― Yo ya lo he decidido ―dijo esta vez.
Decidió y salió de ahí, no sin antes agradecer por la consideración.
Por su parte, saldría sin beber nada, pues de qué le serviría buscar los trozos rotos del pasado si el tiempo no se iba a detener por él ni por nada o por nadie. Este seguiría su curso natural sin inmutarse por una pequeña vida desgastada que tenía demasiada vergüenza decepcionante contra sí mismo, como para ser lo que en el fondo sabía que podía ser.
Entonces saldría del café y volvería a casa sin saber muy bien como mirando hacia delante, pero sin olvidarse de lo que le había enseñado, lo que había atrás, lo tomaría con una manta tan humana como casual, daba miedo, sí... mucho más de lo que estaba dispuesto a asimilar y dolería, oh sí, dolería, pero no iba a hundirse en ello, porque eso sería convertirse en su propio miedo, dejaría lo que fue y se centraría en lo que es y será. Porque, aunque nunca sería superficial, siempre sería un juego perdido, el de la vida, tan incierta como hermosa a su manera.
Créditos por los elementos audiovisuales a sus respectivos dueños/as
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El Café de las Segundas Oportunidades
FantasyEste café solo aparece si lo necesitas, elige bien. El Café de las Segundas Oportunidades (~Lo que es y será~)