capítulo 6: Promesa

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El portal resplandeciente se desvaneció tras Viego y su equipo, dejando atrás la pesadilla que había arrasado su pueblo. Ahora, se encontraban en un lugar completamente distinto. Pueblo Ventalia, conocido por su constante brisa y su paz inquebrantable, se extendía ante ellos. Los molinos giraban suavemente con el viento, y las hojas de los árboles susurraban una melodía tranquila.

Viego apenas tuvo tiempo de asimilar el cambio cuando sus compañeras Pokémon lo rodearon rápidamente. Zoroark fue la primera en abrazarlo, enterrando su rostro en su pecho.

-¡Viego!-dijo, su voz quebrada por la preocupación- Pensé que... pensé que no lo lograrías.

Blaziken, con su expresión firme pero ojos llenos de preocupación, lo tomó del brazo.

-¿Estás seguro de que no estás herido?

Lopunny, con una mezcla de ternura y lágrimas contenidas, lo envolvió en sus brazos.

-por favor, no vuelvas a arriesgarte así...

Weavile y Noivern no se quedaron atrás, mostrándole afecto de formas distintas, pero todas unidas por el mismo sentimiento: alivio por verlo a salvo. Viego sonrió con calma, dejando que ese momento de cercanía calmara sus propios nervios.

-Estoy bien, chicas, lo prometo. Pero ahora debemos centrarnos en los demás -dijo, acariciando suavemente la cabeza de Zoroark-

Al mirar a su alrededor, vio a los Pokémon del pueblo que habían logrado cruzar el portal. Algunos estaban claramente asustados, con los ojos llenos de lágrimas y temblores que delataban su miedo. Otros miraban a Viego con una mezcla de admiración y esperanza, esperando que él dijera algo para guiarlos.

Viego dio un paso al frente y alzó la voz, asegurándose de que todos lo escucharan.

-¡Escúchenme todos! Sé que hemos pasado por algo terrible, pero estamos aquí, vivos, y eso significa que todavía podemos luchar. Este no es el final. Recuperaremos nuestro hogar, lo prometo.

Las palabras de Viego parecieron disipar un poco el miedo que flotaba en el aire. Los Pokémon asintieron lentamente, algunos limpiándose las lágrimas, otros enderezándose con renovada esperanza

En ese momento, un suave resplandor llenó el cielo. Del brillo surgió Jirachi, flotando con una mirada llena de urgencia

-Viego, los legendarios necesitan verte.

Viego frunció el ceño, claramente desconcertado

-¿porqué? -pregunto Viego-

Jirachi hizo una pausa, mirando al grupo que lo rodeaba, antes de responder.

-Porque no sabemos a quién nos enfrentamos. Los ataques que hemos visto... la forma en que estos espectros se movían... Esto no es algo normal. Hay alguien detrás de todo esto, alguien peligroso, pero no sabemos quién es. Los legendarios esperan que tú puedas darnos respuestas.

La revelación cayó como un peso sobre los hombros de Viego. En su mente, las piezas comenzaban a encajar. Sabía quién era Kalista y lo que había provocado su furia, pero no podía compartirlo. Al menos no aún.

-Entendido-respondió Viego tras una breve pausa- Si los legendarios necesitan mi ayuda, iré a verlos. Pero no tengo todas las respuestas que buscan.

Jirachi asintió, su pequeña figura reflejando alivio.

-Gracias. Ellos te esperan en el Monte Aurora. Te llevaré cuando estes listo

Mientras Jirachi desaparecía en un destello de luz, Viego se giró hacia su equipo y los Pokémon del pueblo. Sabía que aún quedaba mucho por hacer. Miró a sus compañeras, quienes lo observaban con confianza absoluta, y luego a los Pokémon que habían sobrevivido al ataque.

Rey arruinado 2 : Las cadenas del carceleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora