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Después de que se fuera el Daddy, canalicé mi irritación llamando al hospital y preguntándoles por Lance, el jefe del departamento de voluntarios para el que trabajaba en mis deberes caritativos. Tenía un acuerdo permanente para estar informado de los niños admitidos en el hospital que no tenían a nadie para visitarlos. Me había enojado tanto cuando supe de la pobre Allie. Aunque, la idea de que el alfa caliente tuviera una debilidad por un niño enfermo casi me hizo querer invitarlo a la cena.

Quiero decir que si esa fuera mi hija, nunca la abandonaría. Traté de no pensar. Nada bueno salía de desenterrar viejas cosas. Mientras tocaba con los dedos el mostrador y esperaba que me contactaran con Lance, el timbre de la puerta tintineó y entró un pequeño duende rubio familiar.

—¡Tofer! ¡Liam casi no reconoció a Tofer sin ese brillo dorado, fuera de la jaula y con ropas reales! Dale a Liam un momento y Liam será todo tuyo.

Su voz sorprendentemente musical caía sobre mí, calmando mis mente con su belleza.

—Timate tu tiempo, Leeyum, muchacho. Solo vine a verte, amigo mío.

Lance se puso al teléfono en ese momento y después de que le conté lo nuevo, se había comprometido a investigar qué había pasado. ¡Resultó que la niña había estado allí por dos semanas! ¿Y con un diagnóstico de cáncer? Esa pobre bebé.

—Está bien, Lance. Lo que está hecho está hecho. Pon el nombre de Liam como un visitante aprobado y hazle saber a la trabajadora social que la casa de Liam todavía está aprobada para ser de acogida. Liam estará encantado de criar al pajarito. Contáctame con la trabajadora social.

Lance felizmente aceptó ayudarme. Tenía la sensación de que esto era debido a que los servicios sociales no le habían encontrado una colocación y el hospital quería liberarla cuando su médico firmara el alta de ella. No importa. Me saldría con la mía. Me dije que un poco de dinero y mucho encanto tenían formas de abrir puertas.

—¿Qué fue eso, Leeyum, chico? —Miré al tipo de aspecto élfico, sonriendo a su pequeña nariz puntiaguda y sus grandes ojos almendrados. Siento por identificarlo así pero, me recordó al chico de los dibujos animados de los elfos Keebler. Todo lo que necesitaba era el atuendo. Lo que me recordó... Necesito otro elfo para la fiesta de los niños mañana por la noche, y un Santa también.

—Ese fue el hospital. Liam es voluntario allí en el ala de los niños y Liam acaba de enterarse de que hay una niña enferma allí sin familia. Liam quiere ver si Liam puede adoptar a la señorita Allie. Liam ya está aprobado por el estado para intervenir en casos extremos, lo que definitivamente encaja a la señorita Allie. Liam solo tiene que esperar que el trabajador social lo haga posible rápidamente.

—Estoy seguro de que va a ocurrir muy pronto —Sonrió a sabiendas, con un brillo en el ojo— De hecho, podría suceder así —Tofer chasqueó los dedos y mi celular sonó. Me quedé mirando la pantalla y mi mandíbula se abrió.

—¡Santo guacamole! ¡Liam sabe que esto es solo una coincidencia, pero el trabajador social está llamando! ¡Espera! —Pulsé la tecla de respuesta y levanté el teléfono hacia mi oreja cuando escuché a Tofer murmurar algo acerca de que no existían las coincidencias.

Lo desconecté y atendí la llamada. Leticia, la trabajadora social del caso ¡ni siquiera había hablado con Lance! Ella acababa de llamarme por su propia voluntad. Cuando le conté sobre mi conversación con Lance, nos reímos de lo pequeño que era el mundo. Hice los arreglos para encontrarla en el hospital en una hora para ocuparme del papeleo y conocer a la señorita Allie.

Después de terminar la llamada, me volví para encontrar a Tofer haciendo una parada de manos contra la pared. Tenía los ojos cerrados y parecía como si estuviera meditando o algo así. Negué con la cabeza y llamé a Lance para darle las buenas noticias.

mint scentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora