Turbulencias del corazón- Kivi

Capítulo 2

Recordatorio: esta historia se complementa en Twitter con conversaciones, interacciones de Instagram etc.

Capítulo 2

Violeta
—Última llamada para los pasajeros del vuelo IB 1234 con destino a Barcelona. Les rogamos se presenten en la puerta de embarque A12. Última llamada para el vuelo IB 1234 a Barcelona. Pasajeros pendientes de embarque, por favor diríjanse a la puerta A12 de inmediato.

Ese era mi vuelo, había visto abordar a una gran multitud de gente mientras dejaba pasar hasta el último segundo. Estaba en frente de la puerta, estática, solo unos pasos y comenzaría el proceso de check in. El chico de “recepción” me miraba con duda, él sabía que era yo quien faltaba por subir pues mi billete en la mano lo dejaba claro mas no sabía si lo iba a hacer o no.

Justo en ese momento me llegó un último mensaje de Denna, ella no era como Juanjo que hacía ver como si nada pasase, ella me enfrentaba cara a cara con las situaciones que evitaba a toda costa. Avancé con pasos lentos para entregar el pase de abordaje, el chico lo escaneó y me sonrió amablemente, pero apenas pude devolver el gesto. Mis manos sudaban al sostener mi bolso, y sentí un nudo en el estómago mientras caminaba por el pasillo que llevaba al avión.

―La última pasajera va en camino ―escuché al joven decir a mis espaldas.

El pasillo era largo y frío, podía ver cómo entraban las maletas y, conforme avanzaba, todo en mí me decía que no era natural estar suspendida a miles de metros del suelo, y, sin embargo, iba a hacerlo. Cuando subí, un asistente de vuelo me indicó mi asiento. Al encontrarlo, me dejé caer, respirando profundamente mientras trataba de calmar mi mente. Miré por la ventanilla, viendo cómo el sol brillaba sobre la pista y en ese momento, cuando pensaba que iba a viajar sin acompañante, una chica ocupó el asiento de al lado.

—Pensé que era la última en subir.

—Oh no, estaba hablando con las azafatas.

Mierda, había pensado en voz alta. Giré mi vista del asiento de adelante para saludarla. Una chica joven, de ojos verdes y pelinegra, se abrochó el cinturón tras sentarse.

—Hola —saludé con cordialidad.

—Hola —dijo sonriendo.

Y justo en ese momento, las puertas del avión se cerraron con un suave “clac” y la megafonía se empezó a escuchar.

—Señoras y señores, les damos la bienvenida a bordo de este vuelo con destino a Barcelona. Por favor, mantengan sus cinturones de seguridad abrochados y sus dispositivos electrónicos en modo avión —informó el piloto— Les deseamos un vuelo agradable. Gracias por elegir volar con nosotros.

Mucha información dio y más aún las azafatas con la demostración de seguridad. Nadie atendía, daba pena que nadie le prestara atención a una profesional que le podía salvar la vida, pero como pasase algo sería yo la que se riese cuando ellos estuviesen muertos y yo no.

Era demasiado para procesar. El chaleco inflable, las máscaras de oxígeno, las salidas de emergencia. Todo parecía diseñado para recordarme lo que podía salir mal, como si cada gesto de las azafatas al señalar las salidas me gritara: "Prepárate, porque esto podría fallar."

Intenté relajarme para no darle vueltas al desastre que mi mente estaba recreando. Cerré los ojos y respiré hondo, mis uñas se aferraron al reposabrazos como si fuera a desgarrar su cubierta.

Mi mano fue abrazada entonces, sentí el calor protector que siempre me transmitía Denna pero de una manera más intensa. Miré a mi lado y aquella chica, una completa desconocida, me estaba transmitiendo su apoyo mientras me miraba con una sonrisa impecable.